Sevilla

Un traslado con compensaciones

  • La Caixa podría ayudar ahora al Ayuntamiento invirtiendo en los barrios, para crear empleo, y rehabilitando Santa Catalina.

¿Por qué el alcalde posa sonriente ante la cámara estrechando su mano con los responsables de La Caixa? La foto difundida por el Ayuntamiento de Sevilla el pasado martes encierra matices que se irán concretando en el marco de un acuerdo firmado entre el gobierno local y la entidad bancaria. La próxima reunión está prevista para dentro de dos semanas y en ella se pondrán sobre la mesa ofertas que están aún abiertas pero que supondrían la implicación de La Caixa en proyectos claves para la ciudad. Así, antes que financiar por ejemplo las obras de Santa Catalina, una de las opciones, figuraría un plan de inversión en barrios deprimidos que permita generar empleo, la asignatura pendiente del gobierno de Zoido.

Un favor con otro se paga. Volviendo la vista atrás, el Caixafórum en las Atarazanas es un proyecto que, nada más aterrizar en Sevilla, la nueva directiva de la entidad bancaria eliminó de la lista de prioridades urgentes. Una realidad que contribuye al parón del proyecto por encima de las pugnas políticas. Ni el anterior gobierno de PSOE-IU agilizó los trámites, ni tampoco el del PP que, antes de llegar a la Alcaldía, ya había mostrado su desacuerdo con el proyecto en dicha ubicación. Y, tal vez, porque, al margen de debates urbanísticos, a La Caixa le interesaba poco o nada mover el asunto.

A ello se suma un problema más, que tiene que ver con el arquitecto del Caixafórum Atarazanas, Guillermo Vázquez Consuegra. Según fuentes consultadas por este periódico, la entidad habría puesto algún reparo al proyecto y esto habría provocado un conflicto con su autor, al que algunos consideran impuesto por la Junta de Andalucía, y que no estaría dispuesto a mover un coma.

Según ha publicado ya este periódico, fue el pasado octubre cuando La Caixa y el Ayuntamiento de Sevilla se sentaron para buscar una solución favorable para ambas partes. El proyecto estaba tan sólo pendiente de obtener la licencia municipal pero faltaba un requisito: la presentación de un plan especial que garantizara la protección del edificio, catalogado como Bien de Interés Cultural. Y ese plan, que debía elaborar el arquitecto, no había llegado ni se le esperaba. Por tanto, la solución pasaba por buscar otras vías. Así, la oferta municipal fue un cambio en el PGOU que, no obstante, debía contar con la aprobación de la Consejería de Cultura y el posterior visto bueno de la Unesco, a lo que se comprometió cuando la Torre se salvó de la lista negra. Un plan a que parece, a priori, diseñado para el fracaso. Si esto ocurría, el plan b sería abandonar las Atarazanas por la torre, una decisión que se precipita esta misma semana, al parecer, tras conocer La Caixa -eso dicen- que la Junta no iba a dejar cambiar el PGOU.

El traslado, facilitado por el gobierno local, tendrá seguro un coste en euros, pero beneficia a La Caixa en tanto que desatasca un problema que amenazaba con enquistarse en los tribunales, pues arquitectos que se presentaron al concurso y conservacionistas estarían dispuestos a pleitear. Además, le permite proyectar ahora un Caixafórum de menor coste y dotar de contenido la Torre Pelli con un elemento que puede ser un atractivo para instalar a otras empresas en el rascacielos.

En lo que respecta a Zoido, el cambio de ubicación supone ganar una batalla política contra la Junta: lanza la pelota sobre su tejado, pues ahora tendrá que buscar otro contenido para el edificio histórico, una obligación que ya le recordó por carta esta semana el alcalde al consejero Luciano Alonso, a quien exigirá un plan director que sólo podrá ejecutarse, siendo realistas, con las ayuda de un inversor privado. Difícil. Dice el Ayuntamiento que también le vale la mudanza para evitar litigios, quizás está pecando de conservador; también para diseñar un nuevo eje cultural que incluiría el museo de la cerámica y el Caixafórum; para garantizar la continuidad de un proyecto que generará movimiento en breve; y para ganar un aliado: La Caixa. Quizás por esto reía Zoido.

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