Un turismo local e irresponsable

Hábitat Urbano

Algunos alojamientos turísticos se han convertido en una opción para fiestas al margen de las restricciones sanitarias

La Junta prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a partir de las 18:00

Un policía local de Bormujos en la habitación de la fiesta. / M. G.
Álvaro Ochoa

15 de febrero 2021 - 07:43

La pandemia obligo a parar bruscamente al sector turístico la pasada primavera. Sevilla fue una de las ciudades más afectadas. Los monumentos se cerraron, el aeropuerto dejó de recibir millones de personas y los alojamientos turísticos, que ahora vuelven a ser noticia, tuvieron que cambiar su forma de proceder. Algunos cerraron, otros se reconvirtieron y pasaron al mercado del alquiler de larga duración y unos pocos resisten. De estos últimos, algunos son noticia cada fin de semana.

Las restricciones impuestas por las administraciones marcaron un toque de queda y el adelanto del cierre de la hostelería, lo cual ha empujado a la población a huir de las calles. Resguardarse en casa, aunque en ocasiones no fuera la suya. Viviendas y apartamentos turísticos se han convertido en improvisadas salas de fiesta al margen de lo legal y lo responsable. "Estas nuevas medidas favorecen la venta en supermercados y grandes almacenes", afirmaba Pedro Mateo, gestor de ventas en hostelería, el pasado noviembre. Ahora, la Junta ha decidido limitar también la hora de venta de alcohol, con objeto de dificultar las reuniones en viviendas y parques. Es decir, el botellón tras el cierre de los bares a las 18:00.

"Nosotros no queremos fiestas". Así de tajante se muestra Juan Díez, propietario de una vivienda turística. Habla también por otros dueños, que asegura que "ponen normas, pero se las saltan". Se refiere a los jóvenes que reservan por una noche sus alojamientos con intención de realizar fiestas. "He llegado a cancelar reservas sospechando que fueran fiestas", explica Díez, que aplaude la decisión del gobierno andaluz de anticipar la prohibición de vender alcohol. También cuenta que muchos propietarios de viviendas turísticas han elevado el mínimo de noches de reserva a "dos o tres para evitar que se les metan para fiestas", así como bloquear la disponibilidad los fines de semana.

Medidas, en definitiva, para complicar las cosas a los huéspedes que quieren utilizar sus propiedades irregularmente. "Nadie quiere que le hagan una fiesta en su casa, porque te la destrozan, te la ensucian y te cuesta el doble en limpieza", añade. No obstante, en la plataforma digital dedicada a la oferta de alojamientos a particulares y turísticos Airbnb, la situación es variopinta. En Sevilla, actualmente, se ofrecen más de 80 alojamientos disponibles para una noche con reserva directa. Es decir, sin posibilidad de que el propietario cancele su reserva y con entrada autónoma en el inmueble sin necesidad de intermediación con la propiedad. La inmensa mayoría, más del 90%, se encuentran en el centro de la ciudad y su precio medio es de 154 euros para alojamientos de cuatro huéspedes como mínimo. En dicha lista se mezclan los dos tipos de alojamientos: vivienda turística (VFT) y apartamento turístico.

"Celo policial" ante las fiestas ilegales en pisos turísticos

Antonio Muñoz, en una imagen de archivo. / Belén Vargas

El delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento, Antonio Muñoz, confirmó hace unos días que el Pleno de febrero abordará el inicio de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para la regulación de los pisos turísticos, unos inmuebles ante los que además subrayó el "celo" con el que está actuando la Policía ante la proliferación de fiestas en su interior que contravienen la normativa desarrollada para evitar la propagación del coronavirus en la ciudad.

A preguntas de los periodistas, Muñoz explicó que hay pisos turísticos que los fines de semana están acogiendo "estas fiestas que vulneran las normas sanitarias", algo ante lo que subrayó el "celo de la Policía para perseguir ese fenómeno". "Son muchas las multas que se realizan durante el fin de semana. Se trata de un tema de disciplina y cumplimiento de la ley", recalcó. Al hilo de ello, Muñoz señaló que irá al pleno de febrero la modificación del PGOU para la regulación de pisos turísticos, donde se homologan los criterios urbanísticos de estos pisos turísticos con los que se establecen para las pensiones, hoteles u hostales para que "se les exija igual".

Así, incide en que "Sevilla se incorpora al conjunto de ciudades que están regulando un fenómeno que ha crecido exponencialmente en los últimos años y que están produciendo algunos efectos negativos en algunos barios de la ciudad, con la presión al alza del alquiler o problemas de convivencia". "Se establecen algunas limitaciones para que este fenómeno no siga creciendo sin ton ni son, sino que esté regulado", asegura.

El debate de la regulación de las viviendas turísticas, reabierto

Javier Díez es un firme defensor del sector que integra y al que desmarca de los apartamentos turísticos. Explica que las viviendas turísticas pertenecen a particulares y "no a fondos buitres", tal como asegura que les acusan desde Podemos. Detalla que un propietario "no puede tener más de dos pisos en un kilómetro a la redonda", algo con lo que argumenta la debilidad frente a los grandes tenedores de apartamentos (3 o más) y las cadenas hoteleras. También destaca que "no te puedes anunciar en una página web de reservas sin tener licencia", en referencia a la regulación que ya existe sobre ellas y que el Ayuntamiento quiere aumentar.

Díez cuenta que la mayoría de los propietarios de viviendas turísticas son personas que utilizan dichos beneficios, que cifra en 1.200 euros al mes, para "pagar la hipoteca de su primera vivienda o ganar un sobresueldo". Cree que el Ayuntamiento quiere convertir sus propiedades en suelo terciario para declararlos actividad económica y equipararlos con los apartamentos turísticos y hoteles. No obstante, asegura que esta decisión sería recurrida y "perderían en los tribunales". Por último, alude al terreno fiscal para defender a estos alojamientos, que "pagan impuestos aquí y no en el extranjero como las grandes cadenas hoteleras". Lo que hace que "el dinero se quedé aquí y no se vaya fuera".

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