Tussam celebra sus bodas de oro
La empresa municipal de Transportes nace en 1975, el año que muere Franco y que Sevilla tuvo tres alcaldes: Juan Fernández, Rafael Ariza y Fernando de Parias Merry
En 1975 pasaron muchas cosas. No se detiene el reloj de la historia por una muerte temida, celebrada, llorada, reída, esperada, brindada; tampoco el reloj de las ciudades. Hace cincuenta años, cuando nació Tussam, los autobuses urbanos no llevaban publicidad. Medio siglo después, puedes ver anuncios de Tierra de Barros, de Polvillo, de Aitana, que se ha estrenado en los Grammys. Algunos autobuses llevan la cifra 1975 junto a una secuencia de décadas: 1975-1985-1995-2005-2015-2025.
La empresa municipal de transportes urbanos de Sevilla celebra sus bodas de oro. Es el símbolo más visible de la ciudad. Me gusta decir que no hay agente publicitario más eficaz que alguien con un periódico bajo el brazo paseando. Pues multipliquen ese impacto con estos paquidermos rodantes que llevan escrita la palabra Sevilla en su mascarón de proa y en sus laterales.
Los que empezaron ya se habrán jubilado, pero ellos, y desde hace más de dos décadas también ellas, han sido testigos de los cambios que ha experimentado la ciudad: el territorio conquistado a la Cartuja; las peatonalizaciones; las avenidas con un único sentido, los carriles-bici, también ocupados por esos figurantes de Blade Runner que son quienes se mueven en patinetes eléctricos.
Han vivido un cuarto de siglo del siglo XX y un cuarto de siglo del XXI, han conocido el auge del turismo, el envejecimiento de la población, la savia nueva de los que alcanzaron su tierra prometida, las restricciones en el centro por la Semana Santa, las lanzaderas para llevar cada día a miles de personas hasta la Feria. Los usos y costumbres de una ciudad que hace medio milenio era capital del mundo y hace medio siglo no era ni europea. Siempre fue, eso sí, muy americana.
En la historia de Tussam, cada dos décadas se produce un relevo en la Alcaldía. Es pura estadística. En 1975, el año que muere Franco, Sevilla llegó a tener hasta tres alcaldes. Terminó el mandato de Juan Fernández Rodríguez García del Busto, que dos años antes había llevado la Feria del Prado a Los Remedios; lo sustituyó la variante municipal de Pipino el Breve: Rafael Ariza fue alcalde de la urbe entre el 19 de mayo y el 19 de junio de 1975. Ese día toma posesión Fernando de Parias Merry, todo un caballero, al que le tocó vivir desde el sillón de mando municipal no sólo la muerte de Franco, también los signos más evidentes del nuevo tiempo: el relevo de Arias Navarro por Adolfo Suárez en la presidencia del Gobierno en julio de 1976, las elecciones democráticas de junio de 1977. Su mandato terminó en 1978, el año de la Constitución.
En 1985, por ceñirnos al gráfico de las décadas de la historia de Tussam, cruzaba Manuel del Valle el paso del ecuador del primero de sus dos mandatos como alcalde. Sustituyó a Luis Uruñuela y organizó en un solar Cita en Sevilla, el mayor acontecimiento musical que ha vivido la ciudad. Uno de sus dos periodos fue con mayoría absoluta, el único que lo ha conseguido junto a Juan Ignacio Zoido.
1995 es año de relevo en el Ayuntamiento. Alejandro Rojas-Marcos, que se despide siendo anfitrión de la boda de la infanta Elena en el Alcázar con el convite en el Alcázar, le pasó el timón municipal a Soledad Becerril. Fue la primera mujer que ocupó una cartera ministerial desde Federica Montseny y lo sigue siendo en la alcaldía de Sevilla. En 2005 está muy asentado en la ciudad el equipo municipal de Alfredo Sánchez Monteseirín. En 1999 no fue el más votado, lo superó en votos Soledad Becerril, pero Rojas-Marcos cambió de aliado y le dio la alcaldía a quien había sido concejal de Burguillos, La Rinconada y Mairena del Aljarafe. María del Mar Calderón, que había sido delegada andalucista de Turismo, lo dijo con una frase de La Traviata de Verdi: “Ti amo, Alfredo”. Ha sido el más longevo de los alcaldes y con Blas Ballesteros como delegado de Transportes se incorporaron las mujeres a la plantilla de chóferes de Tussam.
Para mantener la costumbre de cada dos décadas, en 2015 hubo un nuevo relevo en el Ayuntamiento. Juan Ignacio Zoido, que obtuvo mayoría absoluta en 2011, igual que Rajoy, la de Javier Arenas fue relativa y por eso se quedó con la miel en los labios, fue relevado por Juan Espadas en 2015. Al final de su segundo mandato, fue sustituido por Antonio Muñoz, con quien ganaron trofeos Betis y Sevilla y el Cachorro salió tres veces. Espadas cambió los autobuses urbanos por el tren de Alta Velocidad y queriendo ganar Andalucía y España perdió Sevilla.
Las bodas de oro coinciden con la Alcaldía de José Luis Sanz, que antes que de Sevilla fue alcalde de Tomares. Tiene la ciudad como Manuel del Valle en vísperas de la Expo, llena de obras. Le cuadra el título de uno de los musicales que se anuncian en algunos de los autobuses urbanos: La historia interminable.
Lineales, circulares, nocturnos, expresos, el especial del Aeropuerto y la delicatessen del C5, que arrestó Espadas y recuperó Sanz y entra por la calle Baños como una góndola por los canales de Venecia. Toda una modalidad de servicios. Como en las casetas de Feria, que es lo más parecido a un autobús urbano cuando lleva el cartel de lleno, los hay de un módulo y de dos. El bonobús sirve también para el Metrocentro, que es un tranvía de quiero y no puedo, y para el Tranvibús, medio anfibio. Los tranvías funcionaron en Sevilla entre 1887, el año que nace Ramón Carande, y 1965. Del deseo llamado tranvía se pasó al sueño incumplido del Metro. La asignatura pendiente, ahora que ya es un cementerio el Alameda Multicines donde se estrenó la película de Garci, sigue siendo un Metro con más de una línea. Ese día la ciudad que celebra las bodas de oro de Tussam dirá Bingo. Mientras tanto, habrá que conformarse con el trayecto Ciudad Aljarafe-Olivar de Quintos. Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?
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