El último adiós a Laura

Familiares y numerosos amigos de la mujer estadounidense asesinada el pasado 30 de agosto acudieron ayer a una emotiva misa en el cementerio al son de Elton John

Los padres de Laura Cerna B. llegaron al cementerio de San Fernando muy conmocionados, ayer.
Marta R. De La Borbolla

24 de septiembre 2010 - 05:03

La capilla del cementerio de San Fernando se quedó ayer pequeña para acoger al numeroso grupo de amigos que quiso acompañar a la familia de Laura Cerna en su último adiós. "Sevilla era su ciudad, donde Laura decidió vivir y por eso será aquí enterrada", aseguró entre lágrimas su madre, Sandra Cerna.

Los padres y uno de los hermano de la mujer asesinada el pasado 30 de agosto en el barrio del Tiro de Línea y cuyo cadáver fue descuartizado y, posteriormente, arrojado al río Guadalquivir, llegaron temprano al cementerio de San Fernando visiblemente afectados. Les acompañaba el ex marido de la mujer, que también ejercerá la acusación particular en el caso, y su hijo Michael junto a su novia.

Su madre apenas podía caminar mientras se aproximaba a la capilla donde se ofició un servicio memorial que duró casi una hora y que se celebró por el rito católico, al que pertenece la familia.

El entierro se desarrolló a los sones de Candle in the wind, canción compuesta en 1973 en memoria de Marilyn Monroe y versionada en el funeral de la princesa Diana de Gales, y que sirvió para acompañar el montaje de fotografías y vídeos que su hermano Thomas había preparado como último regalo. "Laura era una mujer llena de vida, alegre y con una sonrisa preciosa", leyó a continuación en una carta que fue traducida al español por una amiga.

En ella, también dedicaba unas palabras para su sobrino Michael. "Tu madre te quería con locura, y siempre llevarás su espíritu".

"Laura Cerna trabajaba como profesora de inglés y, según sus familiares, sentía verdadera vocación por sus alumnos. (...)Amaba la vida, amaba Sevilla y le gustaba vivir y disfrutar al máximo de las pequeñas cosas (...)", rezaba la misiva. Varias fotografías presidieron el altar de la capilla durante la misa. El silencio que había sido protagonista durante todo el acto sólo se rompió al terminar de leer la carta por los aplausos.

La madre y el hijo de Laura se fundieron en un emotivo abrazo antes de abandonar la capilla. "Sevilla llora", susurró su madre señalando al cielo. Durante toda la mañana apenas lució el sol, y una fina lluvia acompañó el coche fúnebre hasta el lugar donde la mujer recibió sepultura.

Al funeral también acudió la cónsul de Estados Unidos en Sevilla, Maritheresa Frain, quien quiso transmitir su pésame a los familiares y pidió respeto por parte de los medios de comunicación. "Rezo para que haya justicia, estamos muy apenados y mostramos todo nuestro apoyo a sus familiares en este difícil momento", explicó.

También fueron muchos los compañeros de trabajo y amigos que acudieron a despedir a Laura Cerna, de la que dijeron tenía su corazón en Sevilla. Algunos incluso de la emoción tuvieron que salir en algunos momentos de la capilla durante la ceremonia.

Antes de abandonar el cementerio, su madre dedicó unos minutos a los periodistas. Recordó el amor que sentía su hija por Sevilla, donde llegó hace seis años para estudiar y donde decidió asentar su vida y su trabajo. "Cuando vine a visitarla me dijo que quería vivir aquí porque le encantaba la ciudad" recordó su madre, quien volvió a insistir en que el acusado Antonio Gordillo no es un joven sevillano sino un verdadero monstruo que no solamente le quitó la vida a su hija sino que destruyó y masacró su cuerpo. "No me dejó nada que pueda besar ni abrazar", lamentó.

Pese al dolor, aseguró que no guarda ningún rencor a Sevilla, ciudad donde vive gente maravillosa y donde su hija y su nieto encontraron verdaderos amigos. "Mi nieto sí es un joven sevillano, su novia es una niña muy cariñosa y sus amigos son jóvenes buenos. Ese monstruo no es Sevilla".

Su madre quiso recordar su alegría y la vitalidad, y las visitas que realizaron durante los años que su hija residió en la ciudad. "Cuando veníamos íbamos a museos, restaurantes y fiestas. Le gustaba el buen ambiente de esta ciudad y el tan típico tinto de verano", explicó su madre, quien pidió justicia para el caso de su hija. "Por favor, no se olviden de ella".

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