Un pretendiente sobre la bocina
Urbanismo
El Ayuntamiento amplía el plazo para vender la Gavidia hasta el 17 de noviembre tras recibir el interés de un promotor que alega falta de tiempo para visitar el edificio y preparar la oferta
Horas antes de que cerrase el periodo de ofertas para la compra de la antigua comisaría de la Gavidia llegó a la Gerencia de Urbanismo la documentación de un promotor interesado con un condicionante: ampliar el plazo tres semanas para poder visitar el inmueble y terminar de preparar la oferta con la que optar a hacerse con el edificio. El equipo de Juan Espadas espera que sirva de efecto llamada para otras empresas que han mostrado interés pero que aún no han dado el paso.
Los técnicos de la Gerencia han aprobado la ampliación del plazo al tercer martes del mes que viene al entender que la petición está justificada por la evolución de la pandemia provocada por el coronavirus durante las últimas semanas, que ha dificultado los trabajos previos y la preparación de un expediente de enorme complejidad. El gobierno socialista sostiene que la ampliación de plazos es un supuesto previsto en la ley de contratación, que cuenta con todos los informes técnicos favorables, y que ha sido ya publicada en el perfil de contratación pública de la administración del Estado.
La convocatoria para la enajenación mediante procedimiento abierto de la parcela municipal calificada de terciaria y que se encuentra enclavada en el número 2 de la Plaza de la Concordia finalizaba este lunes. Urbanismo apunta que el resto de condiciones establecidas en el pliego se mantienen exactamente iguales. El edificio está a la venta por un precio mínimo de 8.565.270 euros más IVA. Este es el resultado de una valoración técnica incorporada en el pliego en la que se tienen en cuenta sus dimensiones, los aprovechamientos, el estado del edificio y su enorme potencial. Queda fuera del proyecto privado que el promotor que adquiera la antigua comisaría deba poner en marcha los antiguos calabozos de 215 metros cuadrados que ha sido declarada lugar de la Memoria Histórica.
En las bases de esta convocatoria se valoran especialmente aquellos proyectos que dan al edificio un uso como equipamiento privado o, en el caso de que el promotor sea hotelero, quienes reserven un espacio para coworking. Asimismo, se evalúan como criterios de adjudicación los proyectos que reurbanicen el entorno, que tengan un mejor diseño o que incorporen más criterios de sostenibilidad en la construcción.
En cuanto a los usos propuestos por los licitadores, tendrá la máxima puntuación aquel proyecto que apueste por una inversión que desarrolle equipamientos. Obtendrán 60 puntos sobre 205 los proyectos que destinen la Gavidia para un equipamiento educativo, deportivo, de salud, de bienestar social, sociocultural, administrativo o de economía social. Puede haber un proyecto para una residencia de mayores o un centro deportivo y obtendría en la categoría de usos la máxima puntuación.
A partir de ahí, el pliego de Urbanismo establece una serie de puntuaciones para el uso hotelero en función de la categoría del proyecto. Si se trata de un hotel de cinco estrellas obtendría 40 puntos; un hotel de cuatro estrellas tendría 30 puntos; un conjunto de usos terciarios tendría 20 puntos y otros usos hoteleros tendrían 10 puntos. Ahora bien, se valorará especialmente aquel proyecto hotelero que reserve una parte del edificio para un proyecto de emprendimiento o un coworking.
¿En qué estado se encuentra la antigua comisaría de la Gavidia? Los pilares no resisten un terremoto ni fuertes rachas de viento. Esta es una de las principales conclusiones que aparecen en un estudio de diagnosis realizado en 2016 que tienen todos los promotores interesados en explotar un inmueble que presenta un estado de conservación deficiente debido a los años que lleva en desuso y un cúmulo de circunstancias adversas como episodios de ocupación y vandalismo.
Este minucioso informe sobre el céntrico inmueble fue encargado por Espadas, que estaba dispuesto a demolerlo (previa descatalogación) si la inspección de los técnicos revelase que el edificio proyectado en 1962 contaba con vicios o patologías muy graves. Lo más llamativo del documento se encuentra en el apartado de estudio de los refuerzos, en el que la empresa Labrum avisa antes de exponer los resultados que “se ha tenido en cuenta la necesidad de darle a la estructura una capacidad resistente suficiente para el cumplimiento de la actual normativa para la sobrecarga prevista”.
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