Anoeta, el patíbulo de Berizzo

Real Sociedad-Sevilla FC | La intrahistoria

Una derrota ante la Real Sociedad, duelo al que el argentino llegó en tren al no poder volar por el tratamiento recién recibido por su enfermedad, lo sentenció como técnico sevillista

Berizzo da instrucciones en Anoeta el choque tras el que fue destituido en el Sevilla.
Berizzo da instrucciones en Anoeta el choque tras el que fue destituido en el Sevilla. / Juan Herrero / Efe
Jesús Alba

04 de noviembre 2018 - 05:56

Con razón es San Sebastián una plaza para temerla. Siete victorias, siete, de un total de casi sesenta (59) y un recuerdo reciente que provocó un terremoto en el Sevilla. El 3-1 que el 20 de diciembre se registró en Anoeta precipitó una de las decisiones más controvertidas de las tomadas por José Castro. Posiblemente el momento más amargo del utrerano como presidente... aunque quizá también puede asegurarse que fue amargo para Eduardo Berizzo.

En plena recuperación de la enfermedad que le fue detectada unos meses antes, el entrenador argentino acababa de regresar al frente del equipo tras ser operado de un cáncer de próstata. Concretamente, su destitución se produjo 24 días después de pasar por el quirófano. En su ausencia, el periplo de Ernesto Marcucci fue demoledor. En particular un 5-0 en el Bernabéu al que le sucedió un empate en casa sin goles ante el Levante.

Berizzo, por prohibición de los médicos, no pudo viajar en avión y se cruzó España entera en tren para estar con su equipo. La derrota, pese a que se sucedió en el último cuarto de hora, fue una puntilla para el de Cruz Alta. Ben Yedder, un minuto antes del descanso, había neutralizado el tanto inicial y tempranero (17’) de Íñigo Martínez. Pero en dos minutos, del 76 al 78, la Real sentenció al Sevilla con tantos de Zubeldia y Carlos Vela.

La decisión ya estaba tomada. Óscar Arias, director deportivo entonces, decidió frenar la sangría de un equipo en caída libre. La llegada del parón de Navidad era la excusa perfecta. ¿El argumento futbolístico? En palabras del propio Arias, que el juego no era acorde con las posibilidades que ofrecía una plantilla construida “para jugar bien al fútbol”. El equipo estaba en la quinta posición en la tabla tras la derrota en San Sebastián.

En el trasfondo había más cosas. El modelo que empleaba el argentino, con marcajes individuales muy definidos, no había calado para nada en una plantilla en la que habían surgido muchas diferencias. La situación extrema en algunos momentos con un importante activo futbolístico, N’Zonzi, demasiadas goleadas escandalosas en contra y –cuentan las malas lenguas– que de esperar una semana más, el Sevilla tendría que haberle pagado íntegro su contrato.

Berizzo se marchó sin una mala palabra hacia el club mientras en España se atizaba al Sevilla por tomar una decisión sin tacto alguno “desde el punto de vista humano”. El resto ya es conocido. La gira por Italia en busca de un entrenador, la elección de Montella, de mal en peor en la Liga, pero dando pasos en Copa y Champions, donde hizo historia en Old Trafford. La final de Copa... y las destituciones de Montella y Arias.

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