El Sevilla, tras dos empates ante rivales de nivel Champions –Tottenham y Sporting– se estrenó ante el flojo Angers en el tercer amistoso del verano. Fue una goleada brillante en los metros finales, con dos fases de lucidez con jugadores que marcaron la diferencia, como Papu Gómez y Jesús Navas, líderes de dos arreones claves, pero también de otras fases de nublados en los que el equipo de Lopetegui perdió la pelota y dejó que su rival llegara con relativa facilidad al balcón del área. De hecho, el Angers, aunque se llevó media docena de goles, tuvo sus oportunidades, bastantes, y hasta estrelló un balón en el palo, aunque cuando se despertó ya iba perdiendo por 2-0.

En un escenario propio de pretemporadas de antaño, sin público y con un rival claramente inferior, el equipo de Lopetegui ofreció un primer tiempo engañoso tirando a flojito. Arrancó fuerte, mostrando como está haciendo en este verano los dientes desde arriba con una presión intensa que recuerda al Sevilla de la primera temporada con el vasco, pero toda esa impetuosidad se apagó a la media hora de juego. Y ha de ser una de las señas de identidad de este nuevo Sevilla en la que sabe Lopetegui que sin Koundé y Diego Carlos defender cuanto más adelante será mejor. Otra vez se quedó sin jugar Marcao, que ha llegado con un tono físico más propio de la liga turca que de la española, y tampoco estuvo Rafa Mir, que con molestias se quedó sin vestir, ni Munir, que sí lo hizo, pero como algunos canteranos se quedó sin minutos.

Hubo mucha brillantez arriba, con Papu Gómez al principio al mando de las operaciones y poniendo la semillita en los dos primeros goles, un pase de la muerte de Montiel a Ocampos y una jugada ensayada que acabó en el remate a placer de En-Nesyri.

Con el habitual 4-3-3 de Lopetegui, todo iba bien hasta que se hundió al equipo en el estrecho campo portugués (sorprende que un club de Champions no encuentre en su pretemporada estadios con terrenos de juego acorde a la categoría en la que milita). Fue uno de los males endémicos de la pasada campaña, la facilidad para perder el balón. Montiel rifó varias pelotas y Papu Gómez perdió la batuta que antes le había dado una clara ventaja a los de esta vez de rojo.

Se vino arriba el Angers y rozó el gol, con varias intervenciones de Dmitrovic y un balón al palo.

No pasó a mayores esa fase de nublado y tras el descanso el técnico, que ya dio sesenta minutos a algunos de sus futbolistas, metió a gente como Fernando, aunque siguió por un buen rato el equipo francés subido a las barbas y probando desde media distancia a Bono. Otra cosa era cada vez que el Sevilla pasaba de medio campo. En una contra llegó el tercero, obra de Tecatito en un femonenal y quirúrgico pase de Ocampos para dejarlo solo y en disposición de empujarla.

No sería hasta la hora de juego cuando la entrada de gente fresca le devolvió el mando al Sevilla. Entonces Jesús Navas dijo aquí estoy yo, poniendo dos pases de gol, uno a Lamela, tras un toquecito de Iván Romero y otro al propio canterano, que puso el sexto con un buen remate de cabeza. Por medio, el tanto de Óliver Torres tras una bonita jugada de un equipo pleno de efectividad.

Un resultado abultado que da buenas sensaciones de cara al próximo ensayo, que será mucho más serio en la Emirates Cup ante el Arsenal este sábado.