Es un compendio de varias cosas. Empaque, sentido colectivo, seguridad, paciencia, intensidad para no dejar de presionar, mentalidad... El Sevilla se encuentra en un momento de la temporada en la que tiene una confianza especial para todo. Si tiene que esperar, sabe esperar, como lo hizo ayer en el Ciutat de Valencia en un duelo en el que pasó por determinadas fases, todas ellas distintas, y en las que siempre supo qué comportamientos adoptar en cada momento.

Porque se encontró con un rival que lo superó en algunas zonas del campo en la primera mitad y que después intentó apelar a la velocidad de Morales que tantas veces ha causado problemas al Sevilla. Corrigió matices, no dejó de apretar, de jugar como bloque y acabó encontrando el premio en prácticamente el único fallo que cometió el Levante.

Además, Lopetegui evidenció que ha encontrado la estructura perfecta. Con casi el mismo once que ante la Real Sociedad, el mismo que ante el Celta pese a jugar apenas tres días después... se nota que el cansancio ya se gestiona de otra manera y que las piernas responden. El mismo cambio (único puede decirse por el minuto de los restantes)... todo fue igual que en Balaídos y el Sevilla sumó otros tres puntos que siguen alimentando un gran sueño, que seguramente no acabe en nada, pero que morirá donde y cuando tenga que morir.

Defensa

El bloque necesitó tiempo para ajustarse por la superioridad numérica que el Levante consiguió generar con la posición de Melero fundamentalmente y con las subidas de De Frutos por la banda de Acuña, que inquietó algo el sistema defensivo en la primera mitad, aunque los de Paco López no tuvieron ni profundidad para llegar bien a Dani Gómez ni precisión para el último pase.

El inicio defensivo sí fue el de siempre y funcionó correctamente gracias al despliegue de En-Nesyri y la intensidad de la segunda línea. Muy fuerte y dinámico el Papu Gómez, la recuperación del balón en la zona de tres cuartos era en zonas adecuadas. Distinto fue en ataque organizado desde la zona de creación.

Ataque

El Levante planteó una presión con dos puntas, aunque Melero bajaba luego para crear superioridad numérica por dentro sobre Fernando y Jordán con una amalgama de futbolistas: Bardhi, que se metía hacia dentro, la altura de los laterales, Son y Toño, la función de ancla de Róber Pier, De Frutos y el juego por dentro de Malsa y el citado Melero. Todo eso le costó al Sevilla burlarlo para que los niveles de posesión fueran de verdad efectivos. De ahí que el gol lo encontrara más rápido en una contra y a partir de ahí ya fue más fácil por la inercia del Levante, que tuvo que adoptar otro rol.

Virtudes

La personalidad es algo que crece en este equipo conforme pasan las jornadas. Se siente a gusto con el papel de aspirante a todo a la hora de dominar a los rivales. No pierde la calma y actúa.

Talón de Aquiles

Tardó en salir del pequeño atasco, pero era relativamente normal con menos descanso que el rival por la elección de los onces.