Neva y Yan, de la cruel realidad de Madrid a un hogar en Sevilla

Sevilla FC-Granada CF

Los jugadores del Granada, ambos ex sevillistas, llegaron a Nervión tras sendas aventuras difíciles en el Real Madrid y en el Leganés.

El camerunés lo pasó realmente mal en la capital siendo un niño.

Yan Brice Eteki, durante su presentación con el Granada.
Yan Brice Eteki, durante su presentación con el Granada. / Carlos Gil

Carlos Neva Tey y Yan Brice Eteki, junto con Carlos Fernández, forman la legión sevillista en el Granada a la que había que añadir a Diego Martínez, el técnico de los rojiblancos. Pero estos dos futbolistas han dejado atrás sendas historias de superación que le da mucho más valor a lo que disfrutan ahora mismo: ser futbolistas de Primera División titurales además en el equipo nazarí.

Neva, natural de El Puerto de Santa María, fue reclutado por el Real Madrid en edad juvenil tras destacar como extremo y mediapunta goleador en el primer equipo del Portuense. Pero un verano el fino zurdo, hijo de un antiguo jugador del Monte Ciencias de rugby, se encontró que cuando tenía que incorporarse a los entrenamientos del club merengue le comunicaron que no tenía sitio. Cayó rebotado, a prueba, en el juvenil División de Honor del Sevilla que entrenaba Agustín López, quien prácticamente tenía la plantilla cubierta. Sólo le quedaba un hueco en el lateral izquierdo y el chaval aceptó el reto. Su prueba de fuego fue un amistoso en Castilleja de la Cuesta al que asistió, entre otros, Pablo Blanco. Convenció y se quedó luchando con Juanmi Carrión por el puesto. Ya nunca volvería a ser extremo. Pasó por el Sevilla C y, tras acabar su vinculación con el club, firmó por el Granada para su filial, donde siguió trabajando hasta encontrar el premio que ahora disfruta.

La historia de Yan llegó a ser, en su momento más dramática. Había jugado en el Leganés siendo cadete de primer año, pero en Madrid cuentan que los representantes que lo trajeron desde Camerún lo dejaron prácticamente en la calle. Por una gestión de Ramón Vázquez llegó a Sevilla y tuvo que esperar varios meses hasta que la FIFA le otorgó el tránsfer para que pudiese jugar. Mientras, Yan encontró un techo en la residencia del Sevilla y una familia en el club, que le ofreció las necesidades más básicas (servicio médico, atención dental...). Agustín López lo mimó como si fuera un hijo y el chaval fue sacando a relucir su fuerza física en cuanto la alimentación comenzó a ser la correcta.

Tras despuntar en el Sevilla Atlético, el club lo vendió al Almería, pero le volvería a sacar más dinero al recuperarlo para venderlo al Granada. Hoy es un futbolista de Primera División que guarda en su corazón todo lo mal que lo pasó en Madrid y el cariño que le dieron en el Sevilla.

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