El aval de la capacidad de sufrimiento

Sevilla FC

El mermado Sevilla saca con nota alta el muy duro calendario de final de año, con el feo lunar de Salzburgo, antes de afrontar los nuevos retos de 2022, en cuyo inicio perderá a los tres marroquíes

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Koundé abandona el campo ante el Barcelona tras ser expulsado y Lopetegui se resigna.
Koundé abandona el campo ante el Barcelona tras ser expulsado y Lopetegui se resigna. / Antonio Pizarro

El final de 2021 ha confirmado una de las virtudes principales del Sevilla de Julen Lopetegui: su proverbial competitividad. Pese a las circunstancias contrarias en el tramo desde el último parón de noviembre al de Navidad, la plantilla ha respondido con fortaleza mental, capacidad de supervivencia y compitiendo en cada envite, fueran el Andratx de Segunda RFEF o el Barcelona los que estuvieran enfrente. Con hasta siete bajas en alguna cita, como la del Atlético de Madrid, en la que se unió Montiel al parte de lesionados y Acuña reapareció y no pudo terminar el partido, el bloque de Lopetegui ha logrado el principal objetivo: mantener el segundo puesto en la Liga, a ocho puntos del líder, el Real Madrid, pero a cinco del tercero, el Betis, y a nueve de un rival directo como el Atlético. Además, pese a la expulsión de Koundé en su última cita, logró dejar al Barça a 10 puntos. Debate del juego aparte, está en su gran objetivo.

La calificación no puede ser otra que alta, lindando el sobresaliente por esa resiliencia que esgrimió el técnico guipuzcoano durante el confinamiento en su primer año en Nervión. Las bajas que ha sufrido el Sevilla, principalmente lesiones musculares pero también otras fortuitas y traumáticas, como las de Suso y Lamela, que se lastimaron sendas articulaciones entrenándose, no son marginales: titulares fijos, como el capitán de la plantilla, Jesús Navas, o el máximo goleador de la pasada temporada, En-Nesyri, además de futbolistas clave como Acuña o Montiel, el sustituto del palaciego que también cayó en este periplo.

El Sevilla afrontaba tras el parón de noviembre y una vez que venció con solvencia en Heliópolis al Betis, su perseguidor en la tabla, un tramo trascendental tanto para la Liga como para su andadura europea. Aquí llegó el único lunar, aunque la raíz de la eliminación de la Champions estaba en el pésimo inicio que hizo de la fase de grupos. Se la tuvo que jugar en el último envite, a domicilio, y la moneda cayó cruz.

Fue un condicionante negativo que pudo afectar negativamente al ánimo del grupo. Pero este ha demostrado una tremenda fuerza mental: el sufridísimo triunfo en un campo siempre complicado como San Mamés palió aquel feísimo borrón y zanjó la herida que podría haberse abierto de no haber sido cauterizada a tiempo.

En este último tramo, desde el empate ante el Alavés 2-2 el 20 de noviembre hasta el empate ante el Barcelona el 21 de diciembre, el mermado grupo de Lopetegui afrontó diez partidos en apenas un mes. Cierto es que en medio se intercalaron dos citas coperas ante rivales de entidad muy inferior, aunque tuvo que medirse en la primera ronda al mejor equipo de los que había en el sorteo, un Córdoba que forzó la prórroga, lo que añadió otro condicionante negativo al esfuerzo continuado. Y en la segunda, con prórroga y penaltis, el campo estrecho y el césped artificial no ayudaron: se lesionó Óliver Torres, otro a la enfermería.

El inicio de este tramo ya prometía circunstancias duras. Ante el Alavés se dio un partido en el que también mediaron el infortunio del VAR y el aguacero en la segunda mitad, justo antes de la primera final de Champions ante el Wolfsburgo. Luego llegaron las victorias sobre el Villarreal, el Athletic y el Atlético en la Liga, solventadas todas por la mínima y demostrando esa resiliencia que ha sacado el grupo de Lopetegui, mermado por las lesiones y el cúmulo continuado de esfuerzos de los disponibles: el recurso en la Liga a Iván Romero, Juanlu y Valentino, el nieto de Scotta, último en debutar.

Desde el miércoles la plantilla disfruta de un merecido receso de seis días. Pero en 2022 volverá con más energía y nuevos retos, como paliar las bajas de Bono, Munir y En-Nesyri, que irán a la Copa de África. La capacidad de sufrimiento volverá a escena.

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