Sevilla FC

Hacia un derbi de laboratorio

  • El Sevilla ya pone el foco en un duelo de rivalidad sin presión ambiental ni connotaciones emotivas, con el ejemplo de lo vivido en el Dortmund-Schalke

Lopetegui dirige un entrenamiento de la fase 2 pertrechado con mascarilla y guantes.

Lopetegui dirige un entrenamiento de la fase 2 pertrechado con mascarilla y guantes. / J. L. Contreras / LaLiga

La nueva realidad cada vez tiene más visos de ser una realidad virtual. La realidad supera a la ficción y el fútbol va a seguir los dictados de la lógica de mercado más cruda que sigue imponiéndose como solución alternativa única a la crisis del coronavirus. En esa virtualidad, las emociones son televisadas, telecomunicadas, telesentidas. Es lo que se vivió en el Borussia Dortmund-Schalke 04, el gran derbi de la cuenca del Ruhr con el que la Bundesliga echó arriba de nuevo el gran telón futbolístico. Y es lo que se vivirá cuando la Liga también retome su actividad con su derbi más significativo y auténtico: el Sevilla-Betis.

Las vibraciones sociales directas que han impregnado desde siempre al fútbol quedarán a un lado. Será un derbi de laboratorio hacia el que ya se enfoca la plantilla sevillista.

"Estamos con muchas ganas de precisamente estar enfocados en ese partido que es precioso, como todos sabemos, sobre todo yo que llevo aquí bastante tiempo. Son partidos diferentes, especiales, y tenemos muchas ganas de iniciar la temporada de esa manera", dijo Escudero, que habló para el servicio de prensa que LaLiga está poniendo a disposición de los medios para darle algo de normalidad a todo esto.

"Es un sentimiento ya. Es un partido de alta tensión, de emociones, de sentimientos, es difícil de explicar, es mejor estar en el campo y sentirlo", añadió el segundo capitán sevillista.

Las emociones no serán las mismas, ni mucho menos. "Las sensaciones son distintas cuando la curva sur ruge". La frase es de Julian Brandt, centrocampista del Dortmund y uno de los artífices de la goleada sobre el Schalke 04 (4-0), que reconoció que aunque sin esas emociones fuertes que implican la presión ambiental de la grada, terminó exhausto, rendido sobre el banquillo local del Westfalenstadion, ahora Signal Iduna Park.

El equipo ganador no supo cómo celebrar la victoria de otra forma que dirigiéndose hacia el muro amarillo, esa impresionante grada en la que la legislación deportiva alemana sigue dejando ver el fútbol de pie tras los goles –salvo en partidos europeos–. Lógicamente, era un graderío vacío, mudo, sin vida. "Fue una decisión espontánea", recalcó Brandt.

Durante el partido se pudieron escuchar las voces de los jugadores, las órdenes desde el banquillo, el impacto de las botas con el balón, incluso en los golpeos de cabeza... Las emociones implícitas e inherentes de un derbi de tal calado como de los dos equipos de Ruhr iban por dentro, sin presión ambiental. Ganó el mejor, por goleada.

Brandt felicita con el codo a Guerreiro, autor de dos goles del Dortmund, en un estadio vacío. Brandt felicita con el codo a Guerreiro, autor de dos goles del Dortmund, en un estadio vacío.

Brandt felicita con el codo a Guerreiro, autor de dos goles del Dortmund, en un estadio vacío. / M. G.

El fútbol como en sus orígenes más lejanos, futbolistas frente a futbolistas. El laboratorio de los entrenadores también tendrá mucho que ver ahí, y la fortaleza mental ante un partido sin esa ayuda en forma de amedrentamiento hacia cuerpo arbitral y jugadores rivales que imprime una grada en estado de ebullición durante un derbi.

En teoría, esa falta de presión ambiental favorecerá al visitante. Aunque a veces la tensión que emana de la grada provoca un exceso de emotividad que tiene reflejo en reacciones negativas del jugador: entradas duras, tarjetas, expulsiones, errores flagrantes...

"La gente está muy mentalizada que yo creo que ahora mismo el aspecto fundamental, psicológicamente llegar bien, con ganas, con esas ansias de competir, que es lo que nos mantendrá ahí arriba", dijo Escudero. Será clave el dominio de lo anímico para que prevalezca la única verdad del balón y la calidad táctico-técnica.

En la historia del derbi sevillano existe el precedente de los 33 minutos del partido de Copa suspendido en 2007 y jugado sin público en marzo en Getafe. Vamos hacia otro igual, pero de 90 minutos.

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