Una inesperada vuelta a los orígenes

Sevilla FC | El regreso de Monchi

El regreso de Monchi, casi oficial, une de nuevo a dos pilares del Sevilla del siglo XXI desde su divorcio en 2005

Caparrós y Monchi, durante la concentración de Isla Canela, verano de 2002.
Caparrós y Monchi, durante la concentración de Isla Canela, verano de 2002. / Antonio Pizarro

Los caminos del fútbol, como los del Señor, a veces son inescrutables. Una singular alineación de circunstancias va a unir de nuevo en el Sevilla a Monchi y Joaquín Caparrós. Si no se hubiera producido el infantil penalti de Florenzi sobre Fernando en la prórroga del Oporto-Roma, si la Champions no hubiera incorporado esta temporada el VAR, no se habría dado esta inesperada vuelta a los orígenes. Monchi quedó en paro tras dos años en la Roma y la crisis del Sevilla anuló el divorcio que protagonizaron el conspicuo gestor deportivo y el visceral técnico en la primavera de 2005.

Nada menos que 14 años han pasado desde aquella renovación imposible de Caparrós después de que, a domicilio, su Sevilla dilapidase la ventaja que tenía para coronar su ciclo in crescendo en Nervión con la clasificación para la Champions. Lo adelantó por la derecha el Betis, que ganó el derbi y presenció hambriento el empate del Sevilla en Getafe. Tras el último partido, aquella derrota ante el Málaga de Duda, José María del Nido y Monchi le ofrecieron un contrato de renovación, pero el utrerano sabía que había llegado el fin de su ciclo en aquel Sevilla al que dotó de los pilares necesarios para la gloria posterior.

Joaquín Caparrós regresó al Sevilla para apagar el fuego de la crisis que se inició con la salida de Monchi y la frustrada apuesta por Óscar Arias. Lo hizo como entrenador interino, y no le habría hecho ascos a darle continuidad a ese cargo en el que todavía se siente tan a gusto. Se quedó, a regañadientes, como director de fútbol, una figura creada expresamente para él con la que José Castro pretendía una vuelta a los orígenes con gente de la casa, un parapeto contra las crisis en un Sevilla demasiado acostumbrado a vivir en crisis últimamente.

Las palabras del propio Caparrós, durante la rueda de prensa de la destitución de Pablo Machín, reconociendo que ya tenía pensado dejar tal cargo, ilustran sobre cómo le ha pesado el cargo de director deportivo. "No nos ha salido bien, así de claro, lo sabía todo el mundo. Mi idea era dejar el cargo al final de temporada independientemente de que nos metiésemos en Champions", dijo.

Con Monchi en paro, Castro acudió a otro apagafuegos para cerrar el círculo de esta vuelta a los orígenes. El acuerdo es total y seguramente será oficializado este lunes. "El corazón nunca olvida el lugar donde dejó sus mejores latidos", escribió Monchi en Twitter.

Con su regreso, el Sevilla debe retomar los proyectos cimentados, sin interinidades ni cargos inventados, sin ese carrusel de entrenadores que han calentado el banquillo de Nervión en las dos últimas temporadas. Lo último que hizo Monchi es darle un giro a la planificación: Jorge Sampaoli y una plantilla más basada en la técnica que en el físico. El dispar criterio entre Caparrós y Machín a la hora de acomodar estilo y plantilla fue un desastre. Ahora, con Monchi al volante de nuevo, no habrá cabida para esas dicotomías tan dañinas. Queda saber qué puesto tendrá Caparrós la temporada próxima. Quiere ser un hombre de club, con la cantera siempre en mente.

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