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Un Sevilla sin defensa acelera por un pivote y un central

El medio defensivo Aboubakay Soumaré, del Leicester.

El medio defensivo Aboubakay Soumaré, del Leicester. / Ashley Western (Europa Press)

No hay defensa que valga para este Sevilla sin precedentes, que no ha despegado un solo centímetro de la tierra después de más de 270 minutos de juego: cero puntos de nueve, un ominoso registro sin precedentes. En su línea de retaguardia ha brotado la gran herida. Por eso Víctor Orta, noticia por perder los nervios ante Gil Manzano tras el polémico partido del sábado, aprieta para cauterizar esa herida: desde Inglaterra llegan noticias de que el Sevilla tratará de cerrar a principios de esta semana con el Leicester la cesión, con opción de compra, del medio centro Boubakary Soumaré.

Después de cerrar a Lukebakio para el extremo izquierdo y aún pendiente el delantero, en función de si sale En-Nesyri o Rafa Mir, el Sevilla centra ahora sus esfuerzos en la parcela defensiva. Soumaré, que a sus 24 años ha visto estancada su carrera, quiere jugar en el Sevilla, equipo de Champions por mucho que su inicio de temporada sea pésimo.

José Luis Mendilibar vio “brotes verdes” ante el Girona. Y fue evidente que el partido no fue el de un equipo desnortado y sin recursos. Pero el deporte profesional no entiende de merecimientos ni de justicia. Entiende de goles. Y el Sevilla ha encajado ocho en tres partidos ante enemigos que no están llamados a luchar por los objetivos más nobles, léase Europa.

Ahí, en la posición de medio de cierre, conviene que Orta centre parte de sus esfuerzos en esta cuenta atrás hasta que el mercado estival acabe a las cero horas del martes 2 de septiembre. Sow dejó claro ante el Girona que va a ser un jugador útil en la zona ancha, que tiene criterio en el pase, conducción y proyección, pero ni mucho menos puede ser el ancla que todo lo sostenga, como tantas veces ha hecho Fernando. El Sevilla ha estado muy partido en el repliegue estas tres jornadas. Rioja y Duarte chutaron con comodidad ante Dmitrovic tras sendos ataques basculados de derecha a izquierda. Savio hizo diabluras el sábado entrando desde la izquierda hasta la media luna del área sin que nadie le entrara. Ni siquiera Badé.

El central francés está fallando ya más de la cuenta, Gudelj, a su lado, recuerda últimamente que es una solución de remiendo en el eje de la zaga, que él es medio. Y como Nianzou y Marcao tienen más confianza con sus recuperadores que con la plantilla, ahí también trabaja Orta y el hombre mejor situado ahora mismo es un conocido, Lenglet, como cedido. La temporada pasada ya desafinaron mucho los centrales, pero detrás había un portero que realizaba paradones salvadores, Bono. Hoy, el marroquí no puede espantar con sus manazas a los fantasmas que volvieron.

El club huele a cerrado. Conviene airearlo de arriba a abajo. Esa sensación de anquilosamiento se extiende a una plantilla que, a pesar de los cuatro años seguidos en la Liga de Campeones, ha ido devaluándose a pasos agigantados desde aquel verano de 2019, cuando llegaron Koundé, Diego Carlos, Ocampos o Fernando Reges.

Hoy, demasiados jugadores que dejaron atrás sus mejores días siguen teniendo un marcado protagonismo en el juego. El primero Ivan Rakitic, que sigue siendo el eje sobre el que orbita el juego del colectivo a pesar de su parsimonia y los contados vatios de sus piernas. Pero también el admirable Jesús Navas, que necesita repartir sus minutos en mayor medida con Juanlu. Y por supuesto Fernando Reges. Para eso llegaría Soumaré.

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