Sevilla FC

El Sevilla, en la máquina del tiempo (2-1)

Fernando pide una línea de pase para mover el balón.

Fernando pide una línea de pase para mover el balón. / Sevilla FC

Es de esperar que alguien en el Sevilla esté preocupado. Mendilibar seguro, pero hay veces que eso no cuenta. Le pasó a Lopetegui el año pasado por estas fechas. La duda es si el de Zaldívar, vasco también, tiene los mismos pases que el hoy técnico de los Wolves.

Pero a menos de veinte días del primer partido oficial, a tres más de la ocasión de disputar otro título ante el City, la plantilla está manga por hombro, con los peluches en el escaparate y esperando a engañar a alguien con dinero para empezar a moverse.

El Sevilla ha perdido el primer partido de la pretemporada ante el modesto Hansa Rosctock, de la Bundesliga 2, al que le bastó con aprovechar los regalos y apretar un pelín el acelerador para desfondar a un equipo que ya tenía poco ritmo y en el que a algunos se les han venido los años encima.

Con su primer once serio del verano, el Sevilla demostró que está en el mismo punto de la pretemporada pasada. O peor. Ya no está el músculo de Pape Gueye y el centro del campo sigue en el mismo plan de escaso ritmo. Fernando y Rakitic, con 70 años entre los dos, siguen llevando el peso de la medular de un equipo que aspira a Champions y que no siempre va a tener la carambola de la temporada pasada. Al suizo-croata, que está claro que cuando adquiera tono mejorará porque tiene una calidad inmensa, y más en una posición más ofensiva como la mediapunta, le quitaron un par de pelotas por detrás. 

Ante un rival más rodado en lo físico, pero ojo, el décimo tercer clasificado la temporada pasada de la segunda división alemana, el Sevilla no dio nunca sensación de equipo. Parece enredado en la máquina del tiempo. Regalando goles con pases atrás como con Sampaoli y llegando muchas veces tarde en los cruces, el Hansa Rostock sólo tuvo que aprovechar la chispa de su delantero, Froger, para destrozar a quien presume de ser un campeón europeo. Dos goles fáciles antes del descanso. Si de eso es capaz el Hansa Rostock, qué no hará el Manchester City de Guardiola el día 16 en Atenas.

A los diez minutos ya perdía el Sevilla por culpa de un pase mal calculado de Jesús Navas al que no llegó Gattoni para rectificar. Froger fue mucho más rápido, cazó la bola antes de que el argentino arrancara, sorteó a Dmitrovic en su salida y marcó a placer. El meta serbio quedaría retratado en el segundo gol, pasada la media hora, cuando un balón largo sorprendió a la defensa y a su espalda el balcánico salió a por uvas.

El equipo de Mendilibar sólo inquietó como lo hacen los que carecen de ideas para profundizar, con disparos desde fuera. Delaney y Acuña lo intentaron. Por dentro sólo lo intentó Idrissi, huérfano ante el anquilosamiento de movimientos de Rafa Mir, un jugador que si ya tenía problemas, ahora entre todos han logrado que tenga la cabeza en otro sitio. Con todo y con eso, acertó en casi el único pase interior que le llegó, ya en la segunda parte, en un servicio de oro de Rakitic, un jugador que si ya de joven era más efectivo cuanto más cerca de la portería rival mejor, ahora con 35 años ya es que es obligatorio que juegue ahí, de segundo delantero.

Con los cambios del rival, como ante el Independiente, llegó una fase de más acoso sevillista, de cierta mejoría. Logró el murciano maquillar el marcador con un gran gol. Una alegría para los que hacen cuentas y suspiran por largarlo para fichar a un melón por calar. Porque ésa es otra. La idea es vender a Bono, En-Nesyri, que se vaya Rafa Mir… para que vengan otros que -dicho por los responsables- serán jóvenes y desconocidos y se revalorizarán aquí.

Lo dicho, la máquina del tiempo.

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