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El Sevilla espera la tormenta perfecta

En-Nesyri y Dmitrovic.

En-Nesyri y Dmitrovic. / AFP7

Tanto en la despedida de Monchi como en la presentación de Víctor Orta como su sustituto ambos argumentaban que en ese momento pocos clubes podían decir que habían cerrado tres operaciones de entrada (Badé, Pedrosa y Gattoni) y una renovación (Gudelj). No tenía por qué cundir el pánico ante el parón que supuestamente había sufrido la planificación entre la notificación del de San Fernando al consejo de su decisión de marcharse y la contratación de un nuevo director deportivo.

Pero de aquello han pasado ya cuatro semanas, casi un mes (la puesta de largo del madrileño fue el 20 de junio), y en el Sevilla no se ha movido desde entonces todavía ni un varal en materia de salidas y entradas. Se frustró la de José Ángel Carmona al Sporting de Portugal y en Montecastillo sigue a las órdenes de Mendilibar el defensa del Viso del Alcor.

Este tipo de operaciones, no obstante, –Carmona, Kike Salas, Luismi Cruz, Iván Romero...– preocupan menos en un verano en el que todo el sevillismo mira de reojo a una posible oferta por jugadores como Bono o En-Nesyiri, para los que el consejo de administración sigue a la espera de la tormenta perfecta, la que parta de un terremoto que el mercado origine con epicentro en la Premier League inglesa, fundamentalmente.Víctor Orta se ha encontrado con poca, o casi ninguna, alegría en la caja fuerte, por lo que la entidad de Nervión sigue siendo claramente dependiente de un modelo con rol vendedor. Una dependencia del mercado que es mucho más acusada con las reservas que –se quiera o no– produce la convocatoria de una Junta General Extraordinaria de Accionistas con la amenaza de un relevo en el órgano de gobierno, que si bien está en los actuales gestores la absoluta confianza de que nada va a pasar porque supuestamente José María del Nido Benavente no podrá votar, con la deuda acumulada en dos ejercicios de pérdidas camino del tercero, a ver quién es el guapo que se aventura a sacar la chequera para reforzar la plantilla con casi 40 jugadores trabajando en Jerez de la Frontera y el entrenador pidiendo a gritos que se la dejen al menos en 28.

Esa ola perfecta ha podido ser el traspaso de Declan Rice al Arsenal por 105 millones de libras (122 de euros). Eso dicen algunos, que ven muy claro que el West Ham va a emplear una parte de ese dineral en cumplir el sueño de David Moyes de contar con En-Nesyri. ¿Pero cuánto van a pagar por el delantero de Fez? ¿30 millones? ¿Llegará a 35? El sevillista de a pie que ha asistido ya a mucho culebrón de verano con Krychowiak, Gameiro, Nzonzi y últimamente Koundé o Diego Carlos, no espera mucho más. Al final todo son ruido y pocas nueces. Deben los clubes europeos saber que el Sevilla es flojito negociando. Y de esa pringá que den por En-Nesyri o Bono tiene que sacar Víctor Orta petróleo, multiplicar los panes y los peces y convertir el agua en vino. Y nadie espera eso.

Mucho peor se pagan en el mercado las apuestas relacionadas con una venta de Bono, encima con el estigma de suplente de Dmitrovic que le ha colgado Mendilibar, al menos en la Liga, que no deja de ser el torneo que da regularidad y continuidad, aspectos claves en el puesto de portero. Siendo generosos, el mercado dice que por el meta canadiense de origen marroquí podrían ofrecer entre 12 y 15 millones, una cantidad que se antoja ridícula si se tiene en cuenta que ha sido elegido por la FIFA entre los tres mejores del mundo. Luis Enrique parece que está apretando por él para el PSG, donde el accidente de Sergio Rico ha agravado el problema que tiene en la portería. No cree en exceso en Donnarumma y Keylor Navas está para poco.

El Sevilla va a tener poco margen de maniobra para gastar con las cantidades que se manejan, pero es lo que hay. ¿Serán suficiente para que Víctor Orta pueda empezar a demostrar que es un aspirante al mago en que se convirtió Monchi? Es la única esperanza que le queda al Sevilla (el comité de dirección reza todo lo que sabe para ello) y al sevillista, que se lo traga todo.

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