Sevilla FC - Rayo Vallecano | La crónica

Vuelve el sevillismo, vuelve la fiesta

  • El Sevilla arranca una Liga de reforzadas ilusiones con una goleada al Rayo que estuvo condicionada por la expulsión, penalti incluido, del portero Luca al cuarto de hora

  • Debutaron Dmitrovic y Lamela, que hizo dos goles

El argentino Lamela alarga su pierna izquierda para hacer el 3-0 definitivo.

El argentino Lamela alarga su pierna izquierda para hacer el 3-0 definitivo. / Antonio Pizarro

Un año y cinco meses y medio después, retornó la afición sevillista a su templo sagrado para recuperar la sanísima costumbre de celebrar victorias. Porque el Sevilla de sus amores desbrozó su camino liguero de reforzadas ilusiones con una goleada al Rayo Vallecano que lo instala ya, de primeras, en la azotea de la Liga junto a los otros grandes del campeonato. La rotunda victoria quedó absolutamente mediatizada por la inapelable expulsión del portero rayista, Luca Zidane, al cuarto de hora. Hizo claro penalti a Idrissi sin posibilidad de jugar la pelota y En-Nesyri lo convirtió. Fue de lo poco destacado de una gris primera mitad, pero en la segunda, ya con Papu Gómez y el debutante Lamela, el juego ganó en vivacidad y verticalidad y cayeron los dos primeros goles del extremo procedente del Tottenham, cuya finura en el juego despertó la admiración de los algo menos de 16.000 afortunados que pudieron asistir a las gradas en espera de que vaya amainando la maldita pandemia.

Después de un primer cuarto de hora de juego pastoso, muy presentes los 35 grados centígrados que marcaba el termómetro, sobrevino la jugada clave. En lo que tardó en viajar la pelota de la bota derecha de Diego Carlos al área rayista. Luca Zidane no detectó la carrera fulgurante de Idrissi, que llegó antes que el portero al cuero, hizo un control a bote pronto y con él encaraba la portería vacía. El hijo de Zinedine agarró con toda la imprudencia del mundo la cintura del sevillista, que se fue al suelo. Penalti inapelable y expulsión del guardameta. Y partido nuevo.

Idrissi quiso completar su faena desde los once metros, pero En-Nesyri le recordó quién fue el máximo goleador del equipo, de largo, la pasada campaña. El marroquí engañó al portero que entró desde el banquillo por Trejo, Dimitrievski, y todo se puso muy, muy de cara para los anfitriones de Nervión.A los 25 minutos, la serenidad pudo ser plena si Acuña no golpea al aire con todo a favor para fusilar al arquero rayista. Fue en una recuperación de Fernando que continuó con el pase de gol de Óscar Rodríguez. No lo fue porque el lateral siniestro de la selección argentina, muy zocato, rozó la pelota con su pie de apoyo, esta vez el izquierdo, y golpeó al aire con su derecha.

Dos minutos después, En-Nesyri culminó un contragolpe con un disparo seco y raso pero centrado que detuvo Dimitrievski. Pero ahí acabó el peligro sevillista hasta el intermedio.

No se movió el Sevilla con soltura, ritmo ni profundidad. Ni ante once, ni tampoco ante diez. De nuevo compareció ese equipo premioso, impasible, al que le cuesta batir líneas ante un rival replegado y ordenado, como era el Rayo de Iraola.

Sólo cuando Fernando robaba y rompía sonaba el murmullo de expectación en el semivacío graderío. Ni Joan Jordán ni Óscar Rodríguez fueron peones que tejieran juego por dentro para oficiar de nexos entre la zona de gestación y la de remate. Idrissi, por su parte, partió como segundo punta en ese esquema 3-5-2 que esta vez eligió Lopetegui, que tendrá una plantilla muy versátil para ensayar variantes tácticas.

Se despejó la incógnita, quedaron fuera de la convocatoria Rakitic, Suso y Ocampos, como también Bono, y el preparador vasco metió a Rekik junto a Koundé y Diego Carlos, dio los carriles a Jesús Navas y Acuña, y apuntaló la media con Jordán y Óscar junto a Fernando.

No sonó afinado el equipo. Con la expulsión de Luca, estaba cantado que iba a sobrar uno de los tres centrales sevillistas. Pero Lopetegui hizo un cambio antes de prescindir de Rekik: al inicio de la segunda mitad saltó a la hierba Lamela para sustituir a un sobre excitado Idrissi que, ya con amarilla, corría el riesgo de ser expulsado. Y ya a los siete minutos de la reanudación, entró el Papu por Rekik.

Y ahí, con ese obligado paso adelante, el Sevilla metió una marcha más en el juego, a veces incluso dos, para acabar goleando con placidez a un Rayo que bastante hacía ya para sostenerse en pie bajo el intenso calor y el sobreesfuerzo de tantos minutos con diez.

Lamela partió desde la derecha para hacer mucho daño en sus andanzas hacia el área, lo mismo que el Papu desde el perfil contrario. Ambos sí interpretaron el juego con la ansiada profundidad, afilaron los ataques. La jugada del 2-0 lo reveló. Lamela abrió a la izquierda, el Papu la dejó pasar hasta Acuña, dio una segunda verónica dejándola pasar de nuevo hasta Lamela y éste marcó con fortuna, al rebotar su cercano tiro en el pie de Catena y ponérsela imposible a Dimitrievski. Sucedió en el 54 y 25 después, el debutante culminó un modélico contragolpe del Papu y En-Nesyri estirándose para cazar el centro lateral del marroquí. Se sumaron a la fiesta Dmitrovic con su buen estreno y el chaval Pedro Ortiz con sus talentosas acciones en la medular. En espera de las bajas y las caras nuevas, despegó el Sevilla. Y con su gente al lado.

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