El partido del Sevilla | Análisis

La posición de las líneas lo delata

  • El Sevilla de Caparrós busca enfriar el partido con el equipo muy replegado y acaba engullido por la acumulación de rivales en el pasillo central.

  • El déficit físico (de músculo y altura) pasa factura.

Análisis Táctico.

Análisis Táctico. / Departamento Infografía.

El Sevilla salió en Montilivi a lo que salió. A guardar la ropa, a juntar las líneas, a que el rival se desgastara en su propia impotencia..., una impericia que duraba varios meses, desde octubre incluso en su estadio. Pero cuando se sale así ante un equipo pequeño lo normal es que el más empequeñecido acabe siendo el más reservón. El equipo de Caparrós, atenazado por sus complejos, perdió una excelente oportunidad para dar un golpe en su lucha por la Champions. Nada de tratar de imponer la calidad de sus jugadores con presencia activa en campo rival, nada de presionar al adversario en su campo...

Si Pablo Machín lo vio en el estadio (quizá no quiso aparecer por su intrahistoria tanto en el Sevilla como en el Girona) debió pensar lo que muchos sevillistas ya han constatado: que el problema no era de entrenador sino de plantilla y, claro, de quien formó la plantilla y al final acabó dirigiéndola.

La posición de las líneas delató claramente las intenciones reservonas de Caparrós. Ben Yedder y Franco Vázquez se pasaron en la primera mitad más tiempo en campo propio que en el del rival, sobre todo el argentino. Y esa declaración de intenciones, junto con la falta de intensidad y la escasez de fuerzas del centro del campo llevaron al Girona a sentirse dominador y al Sevilla, dominado.

Defensa

El paso atrás de todo el equipo desde el minuto uno fue indecente ante un equipo en descenso y con seis derrotas consecutivas. No había presión sobre la defensa rival y la primera línea esperaba en campo propio. Eso acabó haciendo recular a todo el equipo, metiendo a la defensa en su área y facilitando que el Girona colgara balones ante la mayor altura de sus hombres.

Además, Eusebio planteó un esquema sin bandas, con mucho tráfico por el centro, para acumular jugadores alrededor de Banega y Roque Mesa. Y aunque Franco Vázquez trataba de equilibrar metiéndose entre los pivotes, la balanza caía del lado local, con balones divididos ganados y muchas faltas provocadas cerca del áera que generaron mucho peligro ante la falta de altura de una plantilla de la que ya Machín avisaba de sus carencias para defender las jugadas a balón parado.

Luego a todo esto se unió el desgaste físico. Caparrós no ha rotado a determinados jugadores en una semana de tres partidos y con el déficit físico que ya por naturaleza acumulan hombres como Banega o Roque Mesa, el Sevilla acabó hundiéndose y quebrado en dos en las transiciones, como la del gol. Por cierto, en la que defendieron fatal un tres contra tres (Pere Pons, Stuani y Portu contra Carriço, Sergi Gómez y el Mudo, que entonces era un delantero).

Ataque

Sencillamente, no había plan de ataque. Ben Yedder es una auténtica isla jugando así y sólo algún balón de Franco Vázquez alteró algo el sistema defensivo catalán. La entrada de Promes no alteró nada y a Bryan Gil le fue imposible sin acompañamiento.

Virtudes

Muchos minutos con todo intacto.

Talón de Aquiles

La disposición es a lo que un equipo sale dispuesto. Y ahí no hay dudas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios