La intrahistoria

El 'deja vù' del talento en un banquillo

  • Los similitudes entre Marcelino y Pablo Machín entroncan en el paso de ambos por el Sánchez-Pizjuán

Marcelino García Toral fue entrenador del Sevilla FC en la temporada 2011-12.

Marcelino García Toral fue entrenador del Sevilla FC en la temporada 2011-12. / Manuel Bruque / Efe

Todas las apreciaciones futbolísticas coinciden en lo mismo. Pablo Machín, como acabó siendo Marcelino, será con el paso del tiempo uno de los mejores entrenadores de este país. Las trayectorias de ambos confluyen en un punto en común, un paso quizá prematuro y en ambos casos muy fugaz por el Sevilla, un club que acabó engullendo a dos entrenadores noveles, con muy buenas ideas tácticas, y –para más inri– rodeados de intereses contrapuestos en una ciudad difícil de manejar en cuanto a los entornos futbolísticos.

En ambos casos caer en competición europea ante un rival sin el nombre de un verdugo de fuste, el Hannover 96 y el Slavia de Praga, fueron un rejón de muerte para sus cuerpos. En el de Marcelino la herida mortal estaba desde agosto (su Sevilla cayó en la previa de Europa League). Los zamarreones de capa fueron las críticas por su escaso poder goleador. Los empates a cero foráneos y las victorias por la mínima en casa criaron un caldo de cultivo cuyo descabello fue el acabar siendo infiel a su estilo y tirarse a tumba abierta. Además, tuvo la osadía de amagar con ir invitando a dar el paso atrás a dos leyendas intocables, dos, en un mismo año: Palop y Kanoute.

Con Machín fue todo un poco lo mismo. De tantas opiniones externas, llegó hasta a renunciar en ocasiones a su defensa de tres, lo que significaba perder su identidad.

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