Planificación Sevilla FC

Los cedidos, un lastre añadido

  • Junto a los sobrantes del plantel, Monchi ha de colocar a 9 jugadores que han pasado la temporada en distintos destinos a préstamo.

  • Muriel, Sergio Rico, Corchia, Carballo, Pozo, Carlos Fernández, Aburjania, Marc Gual y Christian González, pendientes de su futuro

Corchia, a la izquierda, apenas ha jugado en el Benfica y tiene contrato hasta 2021.

Corchia, a la izquierda, apenas ha jugado en el Benfica y tiene contrato hasta 2021. / Rodrigo Antunes / efe

La construcción del nuevo proyecto en el Sevilla, labor que ya recae en Monchi tras su regreso como director general deportivo, encontrará un inconveniente añadido en la necesidad de solucionar el futuro de varios (no son pocos) jugadores que la entidad nervionense tiene cedidos en distintos clubes y que deben volver a la disciplina sevillista a partir del 30 de junio.

El Sevilla puede decirse que tiene demasiados jugadores cedidos, cuyo futuro, en la mayor parte de los casos, está claro que no es continuar en el Sánchez-Pizjuán y estos futbolistas se van a sumar a una lista en la que Monchi ya va a tener que devanarse los sesos o echarle imaginación, como él dice, para buscarles acomodo. Todo el sevillismo piensa en jugadores como Nolito, como Aleix Vidal, como Gnagnon, como Arana o como Amadou, pero también existe una larga lista con futbolistas que deben volver cuando acaben sus periodos de cesión.

Quizá el tema más llamativo es el de Luis Muriel, la inversión más costosa, aunque también quizá sea el caso que menos preocupe. El colombiano está teniendo buenos números en la Fiorentina y, aunque el club le pierda bastante dinero a la operación, la entidad viola puede quedarse con él por 13 millones de euros (supuso una inversión de más de 22).

 

El tema es qué va a pasar con Sergio Rico, que ha perdido la categoría en la Premier League con el Fulham, cómo va a colocar el Sevilla a Sebastien Corchia, que sólo ha disputado dos partidos en la Liga NOS con el Benfica en todo un año de cesión... Y no quedan ahí los jugadores con contrato en vigor que no han pertenecido esta campaña a la plantilla sevillista. Son los casos de Felipe Carballo, en el Nacional de Montevideo, Christian González, en el Twente holandés y, ya en la Liga 1|2|3, Pozo, Carlos Fernández, Aburjania y Marc Gual en el Granada, el Deportivo de La Coruña, el Lugo y el Zaragoza, respectivamente.

Trabajo extra y una mala herencia de su predecesor para una dirección deportiva que encabeza Monchi y que siempre ha señalado como esta labor, la de desfichar, como una de las más ingratas y difíciles cuando llega la apertura del mercado en verano. Y eso que el Sevilla ha tenido suerte por ejemplo al soltar lastre con Ganso, quien inicialmente se fue cedido al Amiens y que, tras no cuajar, buscó acomodo en Brasil y acabó rescindiendo su contrato para firmar con la carta de libertad en el Fluminense. También debe celebrar Monchi que en enero no saliese ningún otro jugador como cedido pese a las peticiones, porque Arana estuvo cerca de hacerlo.

El caso es que el Sevilla en esta faceta se ha cargado de un lastre excesivo, una cuestión que suele ser peligrosa para la economía de un club y que mal gestionada puede ser la ruina de una entidad en tiempos de bonanza, como llegó a ocurrirle a Deportivo y a Valencia en los años posteriores a sus títulos de Liga y a querer discutirle a Barcelona y Real Madrid la hegemonía a base de talonario y de fichar futbolistas que después con los cambios de entrenador no tenían cabida en la plantilla.

Aunque en el caso del Sevilla hay que distinguir que más o menos la mitad de esos jugadores eran del filial (ya no y pertenecen a equipos profesionales), también es cierto que muchos de estos jugadores mantienen una ficha alta para no haber debutado en el primer equipo.

Evidentemente, todo va a depender de la opinión del que sea el elegido por Monchi para ocupar el banquillo, pero en algunos casos está muy definido que no tienen sitio en el Sevilla y el de San Fernando deberá adelantar trabajo con sus agentes.

Sí habrá que tener en cuenta la opinión del técnico con Sergio Rico, que salió del club por decisión propia ante el deterioro de su relación con la grada. El de Pino Montano ha tenido altibajos en su aventura en Inglaterra, aunque es un jugador con cartel en el mercado e internacional. Corchia, con contrato hasta 2021, lo tiene difícil tras su clara depreciación en dos temporadas casi en blanco, sobre todo la última en Portugal.

Los casos de Pozo y Carlos Fernández son distintos, ya que son jóvenes y han brillado en Segunda en algún momento de la temporada, pero su presencia en el proyecto dependerá de la opinión de los técnicos; eso sí, con la ventaja de que ayudan en la lista A para presentar a la UEFA.

Felipe Carballo supuso una inversión de 2,5 millones, una cifra muy alta para un jugador para el filial y está cedido en su club de origen, donde sí está jugando y donde podría quedarse si el Nacional paga su opción de compra.

Su compatriota Christian González ha logrado el ascenso en Holanda con el Twente, con el que ha jugado 33 partidos de liga y ha sido un asiduo en las alineaciones.

Por su parte, el georgiano Aburjania, que ha jugado 20 partidos en el Lugo y ha anotado un gol, también está a expensas de si el club gallego paga su opción de compra y Marc Gual firmó en el Zaragoza dos años con compra obligatoria en caso de ascenso.

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