¿Codazo de Lukébakio? Posible recurso por error de apreciación para quitarle la roja

Cordero Vega redactó en el acta que el belga fue expulsado "por golpear con el codo en la cabeza" a Catena "con uso de fuerza excesiva", pero en realidad le dio un empujón entre los hombros y la nuca con el antebrazo, sin golpeo

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Momento en que Lukébakio empuja por el hombro y la nuca con el brazo y no soltando un codazo.
Momento en que Lukébakio empuja por el hombro y la nuca con el brazo y no soltando un codazo.

Hay asunto con la roja a Dodi Lukébakio. El Sevilla tiene tiempo, gracias al parón obligado por la imbricación de la final de la Copa del Rey en el Estadio de la Cartuja en medio de la competición liguera, para preparar alegaciones contra la expulsión del jugador belga en El Sadar. Y puede que en esta ocasión el Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol, tan pulcro con el uso del lenguaje, los recursos y la normativa, sí atienda esa solicitud. La razón: pudo haber error de apreciación de Cordero Vega sobre la acción. Sacó la roja al sevillista y la amarilla al osasunista.

Cordero Vega justificó así la roja a Lukébakio: “En el minuto 32 el jugador Dodi Lukébakio fue expulsado por golpear con el codo en la cabeza de un contrario con uso de fuerza excesiva, cuando este último le había sujetado en la disputa de balón, con el balón en juego y tras haber ejecutado el pase. El jugador recibió asistencia médica y pudo seguir jugando el partido”.

Pero en puridad, Lukébakio no da un codazo a Catena en su forcejeo durante el contraataque que llevaba el propio futbolista del Sevilla. Un codazo es un golpe con el codo. Y Lukébakio no usa el codo para golpear a su marcador, quien a su vez lo está agarrando por la cintura en todo momento para impedir su avance. En realidad su movimiento es un empujón hacia atrás con el antebrazo y la mano sobre hombro y nuca del rival para zafarse de éste derribándolo, con el codo haciendo palanca sobre el hombro del rival durante la acción.

En el césped pareció en un primero momento que había sido un codazo puro y duro, un golpe con el codo. Pero en realidad es un enganchón con el brazo. Cordero Vega seguía a escasos metros la jugada, en la perspectiva izquierda de la misma, es decir, la contraria a la del presunto codazo del belga. Pero no quiso revisar la acción en el monitor del VAR, como sí hizo, por intercesión del gallego Muñiz Ruiz, tras la roja a Ibáñez. Acertó el cántabro cambiando la roja del medio centro del Osasuna, que golpeó con la punta del pie en el tendón de Aquiles a Sow. ¿Pero por qué no quiso revisar la acción de Lukébakio, cuando es una jugada cuando menos dudosísima?

La redacción del acta responde a esta pregunta: Cordero Vega vio un codazo con uso excesivo de la fuerza y en la nuca. Y las imágenes del vídeo que Movistar Plus ofrece de la acción desdice al árbitro cántabro. No, no es un golpe con el codo en la nuca. Y sí un agarrón hacia atrás con el antebrazo y la mano, a la altura de los hombros y la nuca, eso sí, para zafarse del marcador. Que Catena se echase las manos a la cara una vez en el suelo, tras pegarse un buen costalazo fruto del empujón recibido y su propia inercia, ya es indicador de que la jugada era más que dudosa.

En este contexto, el Comité de Disciplina sí podría atender las alegaciones del Sevilla, puesto que no se trata de la interpretación de la acción, sino del posible error de apreciación de la acción. No hay codazo como tal y por ahí podría haber un resquicio para que Lukébakio pudiese jugar el trascendental Sevilla-Leganés. Dependerá de lo pulcros que sean María Josefa García Cirac, Pablo Mayor Menéndez y Francisco Rubio Sánchez como presidente y vocales respectivamente del Comité de Disciplina. Y, si tienen alguna duda, que miren en el diccionario qué es un codazo...

La rectificación de Lukébakio

Para que no le falte ningún perejil al guiso, Lukébakio pecó de candidez al publicar en Instagram un mensaje que posteriormente borró en el que reconoció su error. “Errar es humano, pero con el VAR no hay excusas. Es inaceptable”. Parecía como si su agresión no fuera merecedora de otra cosa que la roja aunque la hubiese revisado el árbitro en el VAR, cosa que no hizo. Luego rectificó. Borró ese mensaje ante la posiblidad de recurso y escribió en Instagram: "Me duele de verdad, lo siento mucho sevillistas. ¡El cariño que me dais es incuestionable!".

Entre una y otra frase pudo mediar algún mensaje desde el club para que rectificase y no diese a entender que su agresión era imperdonable, cuando en realidad el gabinete jurídico del Sevilla lo que pretende es que le sea perdonada la roja. Y es que los futbolistas es mejor que tengan las manos quietecitas, tanto en el campo como fuera de él...

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