Sevilla-Dinamo de Zagreb | Los nombres propios

De la compenetración de Tecatito a la fiabilidad extrema de Fernando

El delantero sevillista Rafa Mir, ante Ristovski.

El delantero sevillista Rafa Mir, ante Ristovski. / Antonio Bat (Efe)

El Sevilla volvió a cuajar un discreto partido fuera de casa, esta vez ante un Dinamo de Zagreb que no apretó ni hostigó como se preveía, pero la mayor parte del partido controló con su fútbol pausado de toque y cuando tuvo que apretarse los machos atrás tras el polémico penalti lo hizo. Las mejores señales llegaron de las botas de Tecatito Corona, Koundé y Fernando. Lo más noticioso, lógicamente, lo protagoniza el mexicano al ser un refuerzo invernal.

Tecatito Corona | Cada vez se entiende mejor con el Papu y Acuña

Al mexicano le falta aún un punto de fondo físico y de chispa para que brote todo el fútbol que lleva dentro, pero mientras llega su mejor estado de forma, ofrece un fútbol distinto, imaginativo y preñado de calidad en controles, pases al espacio y centros desde los costados. Por la izquierda se alió con el Papu y con Acuña, a pesar de que éste se dosificó.

Fernando | Es el pegamento del grupo en el medio o detrás

El oficio del jugador brasileño volvió a sacar a su equipo de varias situaciones de apuro por su perfecta lectura de los ataques del rival. Jamás descuida su zona natural y tiene tiempo y fuerza para aparecer en otras para sofocar conatos de fuego. Tras el descanso tuvo que ejercer de central y de nuevo se impuso. Está por ver dónde juega en el derbi.

Koundé | En el perfil izquierdo sacó casta, y como es tan bueno...

Diego Carlos se fue al suelo en los estertores de la primera mitad y Lopetegui debió mover fichas: Delaney dentro, Fernando atrás y Koundé al perfil izquierdo del eje. Y allí fue donde el francés, como enrabietado por la plaga de lesiones, apretó los dientes y fue al cruce con la potencia y rapidez que atesora. También salió desde atrás y desahogó.

Rafa Mir | No tiene apoyos, pero con la pelota debe dar más

El propio sistema de Lopetegui, con tantos jugadores recelosos de descolgarse para pisar el área y arriesgar, limita mucho las maniobras del ariete, pero tampoco hizo mucho el murciano por cambiar el signo de su actuación cuando la pelota le caía en los pies: malas decisiones, controles o pases torpes. Debe dar mucho más con el balón.

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