La credibilidad que no llegó
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El Sevilla despide la temporada sin lograr ni una sola victoria como visitante. Su buen desempeño en casa ayuda a equilibrar la balanza.
Ganar credibilidad fuera de casa. La frase bien podría atribuirse una vez más a Unai Emery, que con frecuencia la pronunció en sus comparecencias pospartido. La idea, tan concreta como cierta, alcanzó la categoría de mantra en los últimos meses, pues el entrenador del Sevilla, además de probar con distintas alineaciones y dibujos tácticos, la repitió en cada ocasión que los suyos lucharon por la victoria lejos del Sánchez-Pizjuán.
La credibilidad a la que apeló una y otra vez Emery ya se había alcanzado de sobra en Nervión. El Sevilla llegó a encadenar 13 victorias como local en Liga: perdió el 20 septiembre (cuarta jornada) ante el Celta (1-2) y no volvió a dejar escapar los tres puntos hasta el 3 de abril (trigésima primera jornada), cuando claudicó ante la Real Sociedad por idéntico resultado. Víctimas de ese esplendor también fueron el Barcelona (2-1, en la séptima jornada) y el Real Madrid (3-2, en la undécima).
Pero lejos de su estadio, el Sevilla pareció mudar de piel y se convirtió en uno de los pocos equipos de la Liga que no ganaba con el cartel de visitante. Hasta que Las Palmas doblegó en Ipurúa al Eibar (0-1) en la vigésima sexta jornada, dejando que ese dudoso honor pesara en solitario sobre los hombros de Emery y sus jugadores.
Resultaba increíble que un equipo de la talla de este Sevilla, que peleará la próxima semana por conquistar dos títulos, fuese incapaz de estrenarse como visitante. El temor de Emery se tornó en pesadilla al ver que pasaban las semanas y sus hombres eran incapaces de cantar victoria.
Ante el Athletic, ese mal sueño se hizo más real que nunca, pues con los ojos bien abiertos fue testigo de cómo los suyos hincaban la rodilla en el Nuevo San Mamés.
Ganar credibilidad fuera de casa. Una de las frases más repetidas por el técnico nervionense, pero que no por mucho escuchar aprendieron sus jugadores, suspendidos en el apartado de visitantes de sus correspondientes hojas de servicio en la temporada 2015-16. La asignatura queda pendiente para el próximo curso.
Aprobarla será requisito sine qua non para que el Sevilla pueda aspirar a ocupar una mejor posición en la tabla. Las 14 victorias, un empate y cinco derrotas en Nervión le han reportado 43 de los 52 puntos que figuran en su casillero y gran parte de la séptima plaza, la última que le abrirá la puerta a Europa en caso de no cruzarla por méritos propios portando uno de los títulos por los que pugna.
De poco sirve barruntar qué puesto habría ocupado el Sevilla de haber protagonizado una mejor actuación como visitante. Aunque si alguien lo desea, no tiene más que mirar los números de la campaña anterior: sus 23 victorias (diez de ellas las obtuvo lejos de Nervión), siete empates y ocho derrotas se tradujeron en la friolera de 76 puntos y una quinta plaza.
Cabe recordar que la pasada temporada fue atípica, pues nunca antes un equipo con semejante bagaje se había quedado sin billete para la Liga de Campeones. Gracias a la conquista de la cuarta Liga Europa, los de Emery no tardaron en olvidar el punto que lo separó del Valencia.
De haber firmado un rendimiento similar, el Sevilla no sólo habría concluido la temporada en la cuarta posición, sino que también lo abría hecho con holgura, pues el Villarreal (que hoy visita al Sporting) tiene 64 puntos. Lástima que a una Liga no tan exigente como la anterior no la acompañase un Sevilla, cuanto menos, igual de competitivo.
Con todo, los nervionenses tienen motivos para estar contentos: su séptima plaza les garantizará un año más seguir soñando en su competición fetiche; en cuatro días disputarán dos finales; y su rendimiento en casa ha colmado de alegrías a la parroquia nervionense.
Pero, ay de esa credibilidad que nunca llegó. Ese borrón que empaña otra temporada para el recuerdo, otra final en Europa, otra gesta que no por frecuente se vuelve sencilla. Ese lastre que hoy estará en la mente de todos los sevillistas pero que, quien sabe, bien podrían olvidar en menos de una semana... Entonces, a lo mejor el mantra incumplido de Emery quizá se erija en obstáculo superado. Y ya van tantos...
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