Laliga Santander | Crónica del Sevilla FC-Deportivo Alavés

El 'Mudo' y dos puntas (1-0)

  • El Sevilla despide el curso con el dulzor de un nuevo triunfo contra el Alavés

  • El sabor más agrio llega al pensar en qué hubiera podido dar este equipo con más trabajo táctico

Los jugadores del Sevilla celebran el gol.

Los jugadores del Sevilla celebran el gol. / Víctor Rodríguez

Despedida agridulce para el Sevilla. Joaquín Caparrós supo reconducir a tiempo la nave blanquirroja y concluyó con diez de 12 puntos posibles en su balance particular cuando el equipo parecía absolutamente moribundo durante los dos meses anteriores. Hasta ahí, pues, figura el sabor a almíbar, pero la hiel comparece con prontitud al pensar en qué hubiera sido de este equipo con un mínimo de trabajo táctico en la carretera de Utrera, con un entrenador que, al menos, hubiera sabido buscar las fórmulas adecuadas para que todo el grupo actuara como tal y no como una banda de solistas mal puestos en el campo y sin el más mínimo sentido colectivo.

Ésa es una cuestión que ya jamás podrá ser resuelta, que quedará como una de esas incógnitas que rodean al fútbol, a ese mundillo tan particular donde muchos se creen en la posesión de la verdad absoluta y que jamás piensan en otras posibilidades que puedan hacer que todo funcione muchísimo mejor. Y por ahí llegó Joaquín Caparrós, con sus gestos y sus aparentes locuras, para demostrar que era suficiente con mover el árbol, con probar cosas. Viene todo esto a cuento al comprobar el rendimiento del colectivo con Franco Vázquez tirado a una de las dos bandas, como falso extremo para generar el juego desde ahí, y una pareja de delanteros puros que ofrezcan numerosas líneas de pases con sus desmarques.

¿Tan complicado era pensar que ése podía ser un método adecuado para que este Sevilla fuera infinitamente mejor, que tenía precisamente a los elementos idóneos para que así fuera por la morfología de sus puntas? Sin estar ni una sola vez en los potreros de la carretera de Utrera para observar el trabajo del día a día, entre otras cosas porque lo cierran para quienes no son selectos hombres de fútbol como ellos, era evidente que era una alternativa que podía ser muy válida para este grupo de futbolistas. Esa asimetría que ya utilizaran Pepe Mel en su mejor Betis, con Salva Sevilla por la izquierda, o Zidane en el Madrid de la anterior campaña, con Isco partiendo de ahí para moverse con absoluta libertad por detrás de los dos hombres más avanzados para dejarle todo el costado a Marcelo.

Sí, un 1-4-4-2, el uno por delante para que no se molesten esos hombres de fútbol que todo lo saben, asimétrico. Pues llegó don Joaquín y movió el árbol a partir del minuto 17 contra el Real Madrid al ordenar la permuta en las posiciones de Muriel y Franco Vázquez y contra el Alavés ya volvió a insistir en lo mismo desde el arranque con el argentino en la derecha y un dúo de delanteros integrado por Sandro y Ben Yedder. No se trata de piropear al equipo como si hubiera sido el mejor Barcelona de Pep Guardiola, tampoco es eso, pero el Sevilla sí fue un conglomerado de piezas puesto de manera infinitamente más coherente.

Las imágenes del Sevilla-Alavés Las imágenes del Sevilla-Alavés

Las imágenes del Sevilla-Alavés / Víctor Rodríguez

Es más, este Sevilla pedía eso, alternativas, no jugar todos los días con los mismos once futbolistas, como sucediera con Montella, ni variar las alineaciones de tal manera que fuera irreconocible, como con Berizzo, aunque siempre con una línea que no se podía alterar en la disposición táctica de los jugadores. No, también podía jugar con dos delanteros y elementos por detrás bien puestos para lograr el equilibrio necesario.

Diez puntos de 12 posibles es el balance final pese a que físicamente el equipo estaba ya bajo mínimos, con el depósito de combustible con la luz de reserva encendida de manera permanente. Pero durante la semana es cuestión de trabajar cosas, de hallar soluciones para que todo vaya a mejor y eso es lo que le debe agradecer el Sevilla a Caparrós y su cuerpo técnico aparte de una clasificación para las rondas previas de la Liga Europa que se puede catalogar incluso como un mal menor a la vista del potencial de la plantilla.

Caparrós, además, consiguió de nuevo que los suyos contra el Alavés se lo tomaran en serio. Con el mensaje de su chaqueta chorreando bajo la intensa lluvia, que es una anécdota más pero que tiene su contenido a la hora de transmitir, consiguió que funcionaran siempre como un colectivo y que se tomaran en serio la cita contra el Alavés.

Tanto que el Sevilla desarrolló un fútbol agradable y que tuvo ocasiones de sobras para haber metido muchos más goles mientras que en contra sólo el disparo de Rubén Sobrino a la cruceta lo llegó a asustar. Buena despedida, incluido el debut final de Lara, para un curso tan difícil de calificar por las cimas y las simas que tuvo. Pero, eso sí, el regusto de pensar en qué hubiera pasado con un mayor trabajo táctico en el laboratorio de la carretera de Utrera. Mudo Vázquez y dos puntas, ¿tan complicado era ensayar esa disposición? Entrenadores, hombres de fútbol, ese mundo en el que sólo caben ellos...

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