El Sevilla dejó escapar una oportunidad inmejorable para volverse a subir al carro de la Liga, siquiera como una posibilidad remota. Los sevillistas se pusieron por delante dos veces en Valdebebas y no fueron capaces de administrar esa ventaja en un partido que Lopetegui planteó sin ningún 'nueve' con cero a cero y que lo acabó con dos 'nueves' en el campo cuando ya tenía un uno a dos en el caso de De Jong.
Fernando | Definió un millón de veces mejor que un 'nueve'
Recibió el balón de Rakitic de cabeza dentro del área y lejos de ponerse nervioso y de precipitarse, el medio centro brasileño demostró que su calidad no le sirve sólo para cortar balones. Recorte a Casemiro para que éste se fuera por los suelos y disparo con la izquierda dentro. Fue una definición de delantero centro bueno, de futbolista de calidad en el área.
Rakitic | Juega a un ritmo menor, está claro, pero estuvo en los dos goles sevillistas
El suizo está demasiado obsesionado con conservar el balón, una cuestión en la que influye tanto su pasado en el Barcelona como esa idea que inculca Julen Lopetegui a todos los suyos. Es especialmente evidente cuando le da a la pelota para atrás en acciones en las que se puede generar peligro en una contra. Sin embargo, hay que ser justos en los juicios globales. Le dio el gol a Fernando y marcó el segundo y se notó que salió del campo al final.
Joan Jordán | Le falta ese poso necesario para los días grandes
Ha llegado tocado a este tramo final de la temporada, pero él mismo se descubre cuando reconoce que está ansioso y que incluso llega a ser cargante para la gente que lo rodea. Le está pudiendo la presión y ayer se vio en algunas pelotas que perdió por falta de serenidad, incluida la acción previa al 1-1. Es un gran jugador, pero debe tranquilizarse.
Ocampos | Alguien le debería explicar la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos
El argentino siempre es impetuoso, trata de desbordar en todas sus acciones y es indudable que el Sevilla se beneficia mucho más que lo contrario. Sin embargo, alguien debería sentarse junto a él y explicarle que existe una ley física que establece la impenetrabilidad de las cosas. Muchas veces se choca con los rivales en lugar de esquivarlos, como si éstos no existieran o se fueran a quitar de su camino cuando él conduce el balón hacia la portería.
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