Derbi Betis- Sevilla

Un modelo con cochura

  • Lopetegui cincela un proyecto muy asentado en su tercer curso con una identidad clara

  • Presión adelantada, posesión y una mezcla de juego interior y exterior, las credenciales

Yassine Bounou, 'Bono'.

Yassine Bounou, 'Bono'. / Rosell

Sobre gustos, dicen, no hay nada escrito, un refrán o dicho popular que puede aplicarse a la manera de ver y analizar el fútbol de este Sevilla, un modelo más que asentado que en el tercer año del proyecto Lopetegui no deja indiferente a nadie. Insatisfechos, los hay... hasta ganando. Pero no cabe la menor duda de que, matiz arriba matiz abajo, se trata de un estilo muy claro que ha cambiado muy poco desde el inicio en la temporada 19-20. Es más, el modelo ha ido hasta perfeccionándose, por ejemplo, en porcentajes de posesión, mayores que en el primer año (la temporada pasada fue el segundo equipo de la Liga con más tiempo de pelota tras el Barcelona), y en esta campaña la seguridad defensiva puede decirse que ha dado una vuelta de tuerca más.

Una PTP (presión tras la pérdida) intensa, un intercambio de posición de los interiores y extremos, de dentro a fuera y viceversa, para dejar los pasillos exteriores a laterales que ganan altura, y un bloque interior fuerte con un pivote como Fernando y dos interiores en el 1-4-3-3 más común de Lopetegui –o, con la entrada de Delaney, un doble pivote con un falso mediapunta– son el santo y seña del Sevilla de Lopetegui. Un punta referencia con importante desgaste físico para orientar la presión adelantada y un acoso intensivo para ahogar al rival en la salida lo completan, amén de incursiones puntuales a una defensa de tres, aunque en contadas ocasiones (Gudelj apenas tiene protagonismo).

Sin balón

Aunque pocos son ya hoy los equipos que no lo hacen, un inicio defensivo fuerte es una seña de identidad de este Sevilla, que aprieta arriba con la presión a alta intensidad para robar en el campo rival. Lo hace con una referencia que orienta la presión y saltando uno de los interiores en los reinicios del rival para presionar con lo que aparentemente son dos puntas. La defensa también gana metros para facilitar el achique de espacios y en la banda se intensifica esa presión saltando paulatinamente, extremo, interior y lateral.

Con balón

Una salida elaborada con la buena aportación de Bono, pero que a veces se convierte en un problema porque el balón no sale del todo limpio si el rival coordina bien la presión y logra igualdades numéricas y que se vaya a pares. Eso sí, si salta la primera línea de presión, el modelo está muy automatizado y la integridad del rival peligra. Extremos hacia dentro e interiores que van de fuera a dentro o de dentro a fuera para generar con los laterales situaciones de dos contra uno en los pasillos exteriores.

Ésas son, tácticamente, las líneas maestras. Después, cada futbolista en cada posición aporta matices distintos, lógicamente, a un modelo que cuida el balón y que trata de no perderlo. Las basculaciones (pases en horizontal de lado a lado que tanto le afean los insatisfechos) tratan de mover al rival para forzar que aparezcan los espacios, más allá de días que tengan más velocidad que otros.

Lo mejor

Un pétreo sistema defensivo con un triángulo mágico (Koundé, Diego Carlosy Fernando) y un juego interior muy combinativo.

Lo peor

El equipo ha perdido físico por el centro (donde sufre si hay velocidad en las transiciones ofensivas del rival) si coinciden determinados jugadores experimentados.

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