Sevilla - Atlético de Madrid

Una descomposición piramidal

Dmitrovic consuela a Isco al acabar el partido.

Dmitrovic consuela a Isco al acabar el partido. / antonio pizarro

Cada sevillista repartirá a su manera de ver las cuotas de responsabilidad. Para unos (muchos) será cosa del entrenador, para otros de Monchi y algunos habrá que entiendan que ambos son víctimas del proceso de descomposición piramidal que vive la entidad, una sensación, el de caerse desde los cimientos, que también se aprecia en el equipo.

Hay que analizar, para empezar, los cuatro hombres que partían de inicio en la defensa del Sevilla ante un equipo como el Atlético de Madrid. Tres niños de 20 años y un suplente hasta hace bien poco además jugando fuera de su puesto. Lo termina de arreglar un lateral brasileño, sí, titular en su selección, pero todos sabemos las connotaciones que tiene esa asociación de ideas: lateral y brasileño... Tardó apenas unos segundos en hacerlo patente en el campo, pues le dio los metros necesarios a Llorente para que terminara de agradecer el regalo de un chiquillo, Nianzou, que acaba de debutar en una selección sub 21. Hace tres días para ser exactos.

Pongamos lo que había enfrente: un equipo en el que los suplentes que salían desde el banquillo eran Joao Félix, Correa, Griezmann, Carrasco y Kondogbia. ¿Encuentran las diferencias?

Por medio se adoba todo con que el equipo está en plena descomposición, con jugadores muy veteranos junto a chavales ante la oportunidad de su vida. Para quien ha estado en Sudamérica todo recuerda a las ligas argentina, chilena... llenas de equipos donde conviven chiquillos de 17 años y jugadores de vuelta. Los futbolistas en plenitud o están en Europa o en México, la China del fútbol de esa parte del mundo, donde están el dinero y las oportunidades.

Defensa

Todo parte de un déficit de presión desde arriba. Ni se orienta ni se ejecuta correctamente, pasando por un centro del campo sin ritmo ni músculo. Pese a todo ello, lo que lo arruinó todo fueron los regalos en la zona en la que está prohibido hacer concesiones, pero, como decían las abuelas, quien se acuesta con niños amanece... vamos a decir que mojado. Los goles llegan de un balón en poder del Sevilla, un saque de banda a favor que entrega Nianzou a un rival y que termina en una basculación defectuosa con Telles cerrando tarde y mal. El segundo, otro regalo en una disputa, esta vez de José Ángel.

Lo que vino después ya era la consecuencia de ir a la desesperada. Cambió a tres centrales Lopetegui, pero el problema empezó a aparecer en las transiciones, en las que la inferioridad numérica dejaba siempre la sensación de hecatombre defensiva.

Ataque

El Atlético supo bien cómo ahogar al Sevilla. No dejó pensar a Isco y tapó las líneas de pase. Suficiente. Y para defender con la referencia de su propia portería (en lo que se diferencia del resto) el equipo del Cholo es único.

Con carrileros el Sevilla tuvo alguna fase de llegar mejor por fuera, pero en tres cuartos se ahogaba y plantaba el autobús el Atlético. Los centros a la olla son pan comido para el mejor equipo en eso.

Virtudes

Se puede decir que no tiró la toalla, pero eso ya es insuficiente.

Talón de Aquiles

Bisoñez alarmante en defensa.

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