Opinión

De "lo que diga don Manué" a "lo que diga don afición"

Castro y Monchi, juntos en la Puerta de Jerez. Castro y Monchi, juntos en la Puerta de Jerez.

Castro y Monchi, juntos en la Puerta de Jerez.

Por mi profesión, y también por mi pasión y formación (titulación en Dirección Deportiva y Scouting y entrenador nacional) he tratado con clubes de fútbol de todas las categorías. Profesionales, semiprofesionales y amateurs y en todos cada vez más aprecio lo mismo.

Se dice –y es verdad- que los niños copian a sus ídolos futbolísticos en todo lo que ven y por eso les pedimos valores a los Cristiano Ronaldo y compañía, porque son espejos en los que éstos se miran. Imitan sus celebraciones, cortes de pelo… Con los dirigentes ocurre igual. En la base, en los clubes modestos, imitan lo que ven. Y así, quien haya buceado en este fútbol sabe de clubes que han destituido entrenadores de juveniles o cadetes con sólo unas jornadas de campeonato por no estar cumpliendo los objetivos clasificatorios.

Y preocupa. Quien ha gastado años en adquirir una formación futbolística no entiende que la A, la B y la C no se cumplan en un club superprofesionalizado. Es difícil entender que se firme a un entrenador antes de conocer quién será el director deportivo. Si éste lleva todo el año amagando con una salida, no se entiende muy bien que el escalón primero en subir no sea el que corresponde.

Los méritos adquiridos por Mendilibar no hay quien pueda dudar que se merezca una continuidad, pero sin los pasos adecuados, ¿dónde está el criterio futbolístico?, ¿dónde está el proyecto? 

En aquellos recordados y divertidos años de “lo que diga don Manué” los sevillanos nos reíamos de nosotros mismos en una frase que encerraba un mensaje claro: la sumisión total de una afición (en aquel caso la del Betis) a las decisiones que adoptaba su presidente, Manuel Ruiz de Lopera, sin el don.

Ahora, el silogismo se ha invertido y la afición es la que manda. ¿Que la afición pide destituir a Lopetegui porque se ha cansado pese a que deja al equipo cuarto? Tras un pulso con el director deportivo, Lopetegui destituido en la jornada séptima. ¿Que la afición canta en la celebración del título “Mendilibar quédate”? Mendilibar, renovado aunque la figura del director deportivo y el proyecto futbolístico estén en el aire.

Mientras, en cada entrevista cuando el éxito en Europa se olisqueaba, los errores los habían cometido otros (en verano mantener al entrenador), pero ni mencionar la bala gastada (y un pastón) con Sampaoli y sí sacar pecho por el acierto con Mendilibar y los fichajes de invierno.

José Castro no necesita un director deportivo. O eso cree. Lo ha demostrado. Pero va a luchar con uñas y dientes para que Monchi, al que ya aburrió una vez, se quede porque sí está loco por un pararrayos, un escudo bien grande que le frene los espadazos de la que de verdad manda, una afición que se manifiesta en la grada y en la pocilga de Twitter y que cada vez tiene más poder porque percibe que le hacen caso y sus peticiones y deseos se convierten en realidad. Como un niño malcriado que acaba convirtiéndose en un monstruito que acaba devorando a sus progenitores. La afición tiene el don. El presidente es Pepe.    

 

 

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios