La crónica del Sevilla - West Ham

El espíritu indómito, rebelde y guerrero de un meritorio Sevilla (1-0)

  • El Sevilla irá con ventaja a la vuelta contra el West Ham gracias a su manera de sobreponerse a todas las dificultades

  • Un gol de Munir le da el triunfo a los nervionenses, que merecieron más en la segunda mitad

  • Las imágenes del Sevilla-West Ham

Munir canta el 1-0 ante el West Ham.

Munir canta el 1-0 ante el West Ham. / Antonio Pizarro

El Sevilla irá la semana que viene a Londres con un gol de ventaja, un botín de indudable valor cuando se tienen en cuenta la infinidad de dificultades que padece la escuadra de Julen Lopetegui prácticamente a diario. En esta ocasión, era el turno para el capitán, para un Rakitic que se tenía que retirar de manera apresurada del calentamiento para dejarle su plaza a un Munir que luego, paradójicamente, sería decisivo y no sólo por su gol. Pero he ahí el espíritu indómito, rebelde, de un grupo de futbolistas capaz de luchar cuesta arriba durante mucho tiempo para ganarle a uno de los equipos que merodean la zona alta de la Premier League.

¿Y por qué sería decisivo Munir más allá de esa preciosa, y precisa, volea con su pierna derecha en el saque de falta que le había puesto Acuña en una jugada perfecta de laboratorio? Muy sencillo, Lopetegui tenía su plan de partido y no lo alteró para nada cuando Rakitic se vio afectado por la enésima lesión que sacude a su plantilla de profesionales. La misión más trascendente era para el mediapunta y, curiosamente, tenía más que ver con el aspecto defensivo que con el ofensivo. Así que se lesiona el suizo, predestinado a la encomienda más importante de todas, y el vasco colocó de inmediato el otro mediapunta que tenía disponible.

En absoluto, pues, cambió el plan. El futbolista que más mérito debía tener en este Sevilla-West Ham era el que estuviera encima del medio centro inglés Declan Rice cada vez que su equipo tenía el balón. Munir lo hizo incluso mejor que el golpeo de primeras que conectó para colocar a los sevillistas por delante en la segunda mitad y otorgarles la ventaja final con la que se saldaría el litigio. El hispano-marroquí nacido en El Escorial e internacional con ambas selecciones estuvo sencillamente perfecto en esa tarea tan especial que le había sido encargada y que tenía poco que ver con sus habilidades como delantero.

Fue la clave para que el Sevilla tuviera el mando del juego, para que la posesión se inclinara en ocasiones de manera incontestable a favor de los locales. Munir, con una disciplina espartana que no siempre ha dejado ver, buscaba de inmediato a Rice para colocarse cerca suya e impedir de esta manera que sus compañeros, mucho más limitados técnicamente, pudieran buscar al faro del West Ham. Lógicamente, la escuadra inglesa iba a echar de menos la participación del medio centro, de su futbolista más cotizado con diferencia, y eso iba a beneficiar muchísimo al Sevilla con el paso de los minutos.

No sería así en el arranque del juego, en el que pese al pundonor del Sevilla, la balanza pudo inclinarse muy pronto para el West Ham, algo que no sucedió por la sencilla razón de que los sevillistas tienen en su portería a uno de los guardametas que más salvan a los suyos del orbe. Cada uno puede tener la opinión que le venga en gana, pero lo cierto es que Bono evita en infinidad de ocasiones que el adversario pueda celebrar goles contra los blancos y en el minuto 11 lo iba a volver a hacer en un cabezazo a bocajarro de Vlasic después de una falta ensayada devuelta de cabeza desde el segundo palo. Parecía imposible que no se contabilizara ahí el 0-1, pero la mano del canadiense que también defiende la camiseta marroquí fue sencillamente providencial.

El Sevilla se había salvado en ese primer susto, bastante serio además, pero también sería injusto obviar que el luego goleador Munir ya había podido anotar antes el primer tanto. No fue tan claro el remate como el posterior de Vlasic, pero el sevillista tuvo un cabezazo franco en un magnífico centro de Tecatito Corona y no supo precisar la localización del remate cuando no era tan complicado. Incluso, Ocampos se lamentaba porque ya estaba dispuesto a hacer una acrobacia, aunque Munir lo tenía mucho mejor para hacer daño.

La primera mitad iba a ser bastante equilibrada, siempre dentro de una sensación de impotencia por parte de los anfitriones por el hecho de no disponer de hombres de tanta importancia como Diego Carlos o Fernando, que no es lo mismo pese al buen nivel de su sustitutos, en este caso Gudelj y Joan Jordán, respectivamente, en lo que se refería a los posicionamientos sobre el campo. Hubo opciones para ambas escuadras, aunque la más clara de todas volvería a ser un disparo de Vlasic que desvió de nuevo Bono con otra gran parada.

Todo variaría a partir del intermedio. Cuando parecía que el Sevilla podía sucumbir ante el poderío físico de los ingleses, fue justo lo contrario. Los blancos darían un paso adelante y comenzarían a monopolizar el balón para atacar por los dos flancos y hallar muchas opciones de remate. Una llegada de Ocampos por la banda (52’), un empalme alto de Munir tras controlar con el pecho y con opciones (55’), un cabezazo de En-Nesyri que le salía centrado (57’)…

Los hombres de Lopetegui venían avisando hasta que llegó la primera cartulina amarilla del litigio en un pisotón clarísimo de Zouma a Ocampos. Acuña trazó la estrategia, le dijo repetidas veces a los suyos lo que tenían que hacer en la falta lateral y el argentino no buscó la zona de remate más lógica, puso la pelota algunos metros más atrás para que Munir empalara con la derecha completamente en solitario. El disparo fue preciso, letal, y el Sevilla estaba por delante justo a la hora de juego.

Quedaba la duda de cómo reaccionarían ambos equipos ante ese primer gol de la contienda. Fue el Sevilla el que supo jugar muchísimo mejor a partir de ahí y tuvo algunas opciones más, como la que le saca Zouma a Coro tras una nueva exhibición del mexicano en los controles o el paradón de Areola a un sorprendente centro-chut de Óliver Torres. Después pudo marcar Ocampos en una rosquita que se fue fuera por muy poco.

No debe ser obviada la felina aparición de Jesús Navas para evitar que Lanzini empatara a bocajarro, pero hubiera sido tremendamente injusto que el esfuerzo del Sevilla no le sirviera para el premio de haber ganado al menos el primer asalto. ¿Definitivo para la eliminatoria? En absoluto, aunque eso puede saberlo alguien que descifre el futuro y vaya usted a saber qué acontecerá dentro de siete días en el Olímpico, estadio Olímpico de los de verdad, de Londres. Lo único cierto es que no estará Ocampos por su inmadurez y que el Sevilla llegará con un gol de ventaja gracias a ese espíritu indómito, guerrero y rebelde que tantos réditos le proporciona a este grupo de jugadores que dirige Julen Lopetegui.

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