Akhisar-Sevilla | Análisis táctico

El mal de despejar por despejar

  • La apatía tras el 0-1 y la inseguridad de la zaga meten al equipo atrás

INFORME TÉCNICO

INFORME TÉCNICO / DEPARTAMENTO INFOGRAFÍA

Un equipo que domina un partido, con dos goles de ventaja además, ante un rival infinitamente inferior en calidad es fácil que desconecte, pero lo que no debe nunca es retroceder como lo hizo el Sevilla en Turquía, por iniciativa propia y no por empuje del adversario. El equipo de Machín se desenchufó prácticamente desde que Nolito hizo el 0-1. Primero limitando esa empanada al centro del campo, con sólo un hombre tirando de la camiseta a sus compañeros, Promes. Pero luego fue la propia defensa la que se sumó a la fiesta. A las pérdidas del equipo en campo rival, los tres centrales pasaron por momentos de apuros, aunque fue ese vicio de despejar al tuntún que traen de Francia Amadou y Gnagnon, sobre todo éste, el que fue dándole posesiones al Akhisar.

Defensa

El Sevilla salió intenso, presionando fuerte en la zona de tres cuartos para dejar desde el primer momento claro al equipo turco que no le iba a dar ninguna opción, pero eso duró lo que tardó en llegar el primer tanto. Tras el 0-1, ya no hubo tanta fricción en las reuniones, el equipo fue menos de verdad en el centro del campo y el Akhisar empezó a tocar ante un equipo con demasiados futbolistas, los que no son titulares habitualmente, que no se sienten seguros. Sólo Promes seguía apretando los dientes. Muriel ya no iba, las bandas andaron dubitativas, con un Aleix Vidal bien hacia arriba pero que originó desequilibrios defensivos, como la pérdida que originó el primer gol local, con muchos metros de espacios vacíos. Por eso Machín quiere que la defensa se pegue al resto de equipo, aunque no sea fácil.

Y luego está la inseguridad de la defensa. No es la primera vez (y, además, a Gnagnon se lo aplaudían en el Rennes), pero cada uno de esos despejes al mínimo apuro al voléon, a la banda, incluso a córner... se convierte en un paso adelante para el rival. Amadou se contagió de ello y el Sevilla a base de sentirse bien despejando por despejar fue dando pasos hacia atrás.

Acabó de rematar el cuadro la coincidencia de dos jugadores que se ha demostrado que juntos acaban engullidos, Roque Mesa-Banega. Eso y jugar por necesidad con defensa de cuatro, algo a lo que no está acostumbrado este equipo, fue un pastel para los nervios.

Ataque

Promes es otra cosa. Rodeado de malos controles de sus compañeros, empujaba y todo lo hacía con sentido, pero esa intensidad del inicio del choque se diluyó con jugadores de poco físico como Nolito y Muriel y la apatía en determinadas fases de Franco Vázquez.

Aleix Vidal hizo también cosas interesantes en ataque desde la derecha. Aunque al final fue el Mudo, como representante de la primera unidad, el que acabó haciendo bajar por el esófago el bolo alimenticio de los tres puntos.

Virtudes

Vamos a dejarlo en el resultado.

Talón de Aquiles

Nueva demostración de que ciertos jugadores no llegan a ese nivel.

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