Desde mi córner
  • Superó a Osasuna en la mayor parte del juego, pero cayó por culpa de una genialidad

El mejor Sevilla del curso murió de pie

UNA genialidad del marroquí Ez Abde cuando el Sevilla mejor jugaba evitó la presencia del equipo sevillista en el bombo de semifinales. Fue cuando iban nueve minutos de la prórroga y con el Sevilla asediando a Sergio Herrera en la seguridad de que acabaría imponiéndose, pero no fue así. El hábil extremo osasunista le cogió la espalda al Sevilla para en su duelo con Badé sacar de su chistera un recurso inopinado y batir a Bono.

Ahí se resolvía una eliminatoria apasionante bajo el frío pamplonica y el calor que bajaba de una grada que acariciaba la oportunidad de jugar otra semifinal, tras aquella de mayo de 2005. Pero hay que afirmar a plena voz que el Sevilla fue mejor a través de las dos horas que duró aquello. Mejor de pitón a rabo a excepción de fases en las que los navarros se imponían con más empuje que fútbol y a esperar que Chimy Ávila tenga alguna, algo que no suele faltar a lista.

Era un Sevilla con un dibujo conocido, pero con sus intérpretes cambiando de rol. Rafa Mir, presunto ariete, iba al ala zurda para que el ariete, o falso ariete, fuese Ocampos y a Lamela le quedase la faena de desequilibrar en el interlineado. Un Sevilla que metió a Osasuna en su terreno hasta que Osasuna dijo basta, que fue rondando el minuto veinte. Claro que los porteros apenas intervenían hasta que tras el descanso cambió la decoración, gol de Ávila incluido.

Tras ese golpe, el ánimo del Sevilla no sólo no se quebró, sino que se vino arriba tras un paradón inverosímil de Bono. Todo pintaba de blanco, Budimir perdonaba en un par de ocasiones y cuando iba a sonar la última campana (minuto 94) En-Nesyri cazó a quemarropa un servicio con rosca de Suso. Y lo que menos le gusta a los entrenadores, una prórroga, lo festejaba Sampaoli como si hubiera ganado la Liga. Luego llegó la genialidad de Ez Abde y Osasuna semifinalista.

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