Sevilla-Akhisar | La contracrónica

Entre promesas y lo prometido

  • Pablo Machín dio oportunidades a algunos de los menos habituales, quienes agarraron la camiseta

  • La afición respondió con una buena entrada en el Ramón Sánchez-Pizjuán a las puertas de la ola de frío

Promes firma autógrafos a unos aficionados tras regalar su camiseta.

Promes firma autógrafos a unos aficionados tras regalar su camiseta. / Antonio Pizarro

Con la anunciada ola de frío polar a las puertas y un rival que, por nombre a priori y por juego a posteriori, no llamaba la atención, el Sevilla se encargó de calentar el duelo con el Akhisar tomándoselo en serio, muy en serio, y con muchos de los llamados suplentes agarrando con fuerza la camiseta titular que les ofreció Pablo Machín. El técnico prometió oportunidades y hubo quien, a su vez, respondió a su promesa de responder a ellas (no todos) en un choque en el que el Mudo volvió a hablar como nadie en el campo mientras el meta rival daba el cante.

También habló Promes. Alto y claro. Con velocidad y verticalidad en el campo para, primero, abrir la defensa rival con un taconazo a Muriel que abrió la defensa del cuadro turco en el 1-0 de Roque Mesa, otro que quería reivindicarse, y después estrenarse como goleador con una chilena en que el portero rival acabó metiéndose el balón en la portería. El tanto vale igual que cualquier otro. Valga como curiosidad, en este sentido, que el trallazo de Sarabia en el Camp Nou que rozó en la espalda de Lenglet el colegiado Martínez Muniera se lo quitó al madrileño anotándolo al central galo en propia puerta, y que en Europa el árbitro sí atienda a la norma de que si el remate va a puerta, por mucho que el guardameta se lo acabase metiendo en su portería tras rebotar en el palo, el gol es del delantero. El holandés repitió después en una acción personal dentro del área y firmó de nuevo un doblete en encuentro de competición continental tras el que logró precisamente a su actual equipo la pasada campaña con el Spartak Moscú. La de vueltas que da el fútbol.

Jesús Navas le entrega el brazalete de capitán a Carriço al ser sustituido. Jesús Navas le entrega el brazalete de capitán a Carriço al ser sustituido.

Jesús Navas le entrega el brazalete de capitán a Carriço al ser sustituido. / Antonio Pizarro

Promes aprovechó sus minutos. También Roque Mesa, que cubrió el hueco dejado por Banega tras 16 titularidades consecutivas. Otros, sin embargo, casi ni necesitan descansar como Jesús Navas, que parece que se cansa más si para un día que si corre la banda. Mejor o peor, el palaciego no se deja un esfuerzo en su cuerpo y el público lo reconoció al ser sustituido con una sonora ovación de una afición que respondió a la llamada de su equipo.

El Sevilla se quedó a un tanto de firmar la mayor goleada (7-1 del Lyon al AZ Alkmaar) de la Liga Europa en su actual formato

Y de los aplausos a los murmullos, que también los hubo, porque no todos dieron el paso adelante. Alguno cada vez que pisa el césped da un pasito atrás. Ni para coger impulso le sirvió la más de media hora que estuvo Nolito sobre el césped. Un lamentable córner lanzado al lateral de la red a media altura y botando lo puede mandar a la nevera ahora que llega el frío. De ella se libra un Muriel quien, pese a estar gris, volvió a marcar. Suficiente para ganarse otra oportunidad.

El Akhisar, que en la previa se hacía selfies en grupo en el Ramón Sánchéz-Pizjuán, no opuso demasiada resistencia, pero más que en su debe hay que poner el foco en el hambre que demostró el Sevilla por el triunfo desde el minuto uno y que le hizo sentenciar el choque en apenas nueve minutos con el 2-0. Tres, cuatro, cinco y hasta el 6-0 de Mercado, aprovechando otro regalo del portero. Tenía más de 20 minutos el pentacampeón para firmar en su competición otro récord histórico: el de la mayor goleada (7-1 del Lyon al AZ Alkmaar), desde que es Liga Europa, que quedará para otra ocasión.

Los dos conjuntos posan con los colegiados en el centro del campo, en un Ramón Sánchez-Pizjuán que lució una buena entrada. Los dos conjuntos posan con los colegiados en el centro del campo, en un Ramón Sánchez-Pizjuán que lució una buena entrada.

Los dos conjuntos posan con los colegiados en el centro del campo, en un Ramón Sánchez-Pizjuán que lució una buena entrada. / Antonio Pizarro

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