Educación contra los trastornos alimentarios

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un grave problema de salud pública, que en los últimos años ha crecido principalmente entre las mujeres adolescentes y los jóvenes de uno y otro sexo. Y, cada vez más, incluso en niños. Se trata no sólo de las muy comentadas bulimia y anorexia, sino de toda una panoplia de enfermedades con riesgo de cronificación, que afectan a la calidad de vida de quienes las sufren y a las personas de su entorno. Uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de padecer un trastorno alimentario, convertido ya en la tercera enfermedad crónica más frecuente en este sector de población.

Para frenar el crecimiento de estos trastornos es muy importante potenciar la prevención, que resulta ser el método más eficaz. En este sentido el libro Educar y crecer en salud. El papel de padres y educadores en la prevención de los trastornos alimentarios, editado conjuntamente por el Instituto Tomás Pascual Sanz para la nutrición y la salud y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios, está dirigido no sólo a los propios adolescentes, sino también a padres, educadores, médicos de atención primaria y pediatras.

Los menores sufren un proceso de socialización necesario para prevenir fenómenos como las drogas, algunas enfermedades o los síntomas de los TCA. Hay distintos estilos de educación en función de cómo los padres expresan el control y el afecto. El auge del permisivismo puede desorientar a los adolescentes y es necesaria la imposición de normas de forma positiva. La autoestima es la reacción que tenemos hacia nosotros mismos, y se desarrolla en un primer momento gracias a las actitudes parentales. Cuando existen dificultades para construir una identidad, el cuerpo puede adquirir una importancia excesiva, de aquí que una buena autoestima constituya un factor de protección ante los TCA.

Varios Autores Editorial IM&C. Madrid, 2010. 85 páginas. 10 euros