La actividad física disminuye los brotes de dolor de espalda
El dolor puede incapacitar a cualquier persona aquejada de una hernia discal, afectando su calidad de vida · La actitud de evitar el reposo o, si es indispensable, acortarlo al máximo ayuda a que los síntomas duren y aparezcan menos
35%
Hay estudios que demuestran que hasta el 35% de las personas sanas tienen hernias discales y el 70%, protrusiones. Para evitar el dolor de espalda que pueda estar producido por una hernia discal, hacer ejercicio o mantenerse físicamente activo, evitar el sedentarismo, adoptar una actitud mental valiente ante el dolor y cumplir las normas de higiene postural son la clave.
Los huesos de la columna vertebral o vértebras corren espalda abajo, conectando el cráneo a la pelvis. Estos huesos protegen los nervios que salen del cerebro, bajan por la espalda y viajan de allí luego a todo el cuerpo. Las vértebras de la columna están separadas por discos llenos de una sustancia suave y gelatinosa, que le suministra amortiguamiento a la columna vertebral. Estos discos se pueden herniar (salirse de su lugar) o romperse a causa de un trauma o esfuerzo. Carmen Caparrós tiene 37 años y fue diagnosticada con 23, "por entonces realizaba judo de competición y el médico pensó que esto motivó la afección". Federico González, de 31 años de edad, y diagnosticado en 2002 de una hernia discal lumbar L4-L5-S1 de carácter leve practicaba mucho deporte de contacto como el fútbol, un golpe mientras competía en el 2006 agravó su hernia. La mayoría de las hernias se presentan en la parte inferior de la espalda o área lumbar de la columna. La hernia discal lumbar se presenta 15 veces más frecuentemente que la hernia discal cervical (del cuello) y es una de las causas más comunes de lumbago. Por su parte, los discos cervicales resultan afectados en un 8% de los casos, mientras que los discos de la espalda alta y media (torácicos) en sólo el 1% al 2%. Tras probar con varios tratamientos, Federico se sometió a una intervención quirúrgica, una microdiscectomía, un procedimiento para retirar fragmentos de disco nucleado a través de una incisión muy pequeña.
Según el doctor Mario Gestoso, director médico de la Fundación Kovacs, "incluso cuando la hernia discal duele, lo normal es que se pueda resolver con tratamientos no quirúrgicos, es decir, sin que llegue a ser necesario operar al paciente. Se estima que la cirugía tiene sentido en menos del 10% de las hernias discales que causan síntoma". Algunas de las recomendaciones basadas en la evidencia científica disponible insisten en que la inmensa mayoría de los casos de hernia discal se resuelven sin operarlos, con otros tratamientos como la farmacoterapia (analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares), la intervención neurorreflejoterápica (NRT), actitud activa o programas de ejercicios físicos. "Estar físicamente activo y no ser sedentario disminuye el riesgo de padecer dolor de espalda. Además, si el dolor aparece, mantener el mayor grado posible de actividad física ha demostrado acortar su duración y reducir el riesgo de que reaparezca", defiende el especialista. Sin embargo, según señala el doctor, "algunos deportes aumentan el riesgo de padecer dolores de espalda, especialmente si se practican de forma intensa o competitiva". Esencialmente, son aquellos que: obligan a realizar movimientos de flexo-extensión de la columna, con carga, torsión brusca o mantenida; someten la columna a vibraciones; o tienden a desarrollar más la musculatura de un lado que la del otro, generando así a la larga un desequilibrio en la dinámica de la columna, en su reparto de cargas e incluso en su estática. De ahí, la necesidad de que un médico reconozca al paciente antes de iniciar una actividad deportiva.
"Mi médico me dijo que no podría realizar ningún deporte salvo natación, sin embargo, yo sigo practicando baile, patinaje, escalada...y cuando tengo dolor me relajo unos días, y me aporto calor en la zona de la espalda que me duele; no me medico", explica Carmen quien recientemente ha estado una semana en cama por un episodio agudo de su hernia discal.
Antonio Bolaños, natural de Pilas, Sevilla, se sometió a dos tratamientos con ozonoterapia y finalmente fue intervenido quirúrgicamente en el 2003. "El dolor de una hernia discal es insoportable, recuerdo que para cambiarme de postura en la cama tardaba dos horas", manifiesta Antonio. Una hernia discal es una causa de radiculopatía (ciática) afectando las raíces nerviosas de la columna. Antonio era un incesante jugador de fútbol y desde el diagnóstico de su afección, no golpea el balón. "En la actualidad, me siento muy bien y me cuido manteniendo un peso saludable y andando para reforzar la musculatura. Antes también iba a natación que es el deporte más aconsejado para los dolores de espalda". Josep Cuspinera de 59 años, opta por practicar bailes de salón junto a su esposa dos veces a la semana en sesiones de dos hora y media. "Soy comercial y hago en coche 60.000 kilómetros al año, además también ayudo en el trabajo de una viña familiar. Hacer baile y ejercicios para reforzar mi musculatura, así como no cargar mucho peso, y en tal caso, mantener una postura adecuada, es básico para que mi espalda no se resienta", expone Josep.
Según el doctor Gestoso, una vez que se ha padecido un episodio de dolor de espalda, tienen mayor riesgo de que el dolor dure más y reaparezca con mayor facilidad aquellas personas que adoptan una actitud evasiva ante él, "a la inversa, entre los que se enfrentan al dolor los síntomas duran menos y es menos probable que reaparezcan". Esta actitud implica "mantenerse lo más activo posible y seguir trabajando, y evitar tan sólo lo que el dolor impide hacer. Asumir que el dolor tiende a mejorar con el tiempo y que en los casos en los que esto no ocurre es posible adaptarse a él sin necesidad de renunciar a casi nada. No tomar medicamentos, o hacerlo sólo excepcional y transitoriamente si las molestias empeoran".
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