Veinte años después, prescribe el crimen de Déborah Fernández

Cartel de la búsqueda de Deborah Fernández
Mari Carmen Contreras

02 de mayo 2022 - 14:01

Prescito. Es lo que ha ocurrido con el el crimen de Déborah Fernández, que ha cumplido este sábado 30 de abril veinte años, el plazo máximo penal en nuestro país. No ocurre lo mismo con las acciones que afecten al exnovio de Déborah, único investigado del caso, y cuyo futuro judicial tiene que determinar el Juzgado de Instrucción número 2 de Tui (Pontevedra).

En 30 de abril de 2002, la joven viguesa Déborah Fernández era localizada muerta tras diez días tirada en un cuneta en la localidad de O Rosal (Pontevedra). Desapareció con tan solo 22 años cuando había ido a correr. Diez días después apareció su cadáver a 45 kilómetros de la playa de Samil.

Fue vista por última vez a las nueve menos cuarto de la noche en la zona de Alcabre. Al parecer, un conocido se cruzó con ella a 500 metros de su casa. El 10 de mayo, Adelaida, una vecina que paseaba a su perro por O Rosal, encontró su cuerpo a más de 40 kilómetros de Vigo. La joven estaba a unos tres metros del arcén de la carretera. La encontraron con su cuerpo desnudo y medio tapada con ramas de acacia, acostada de lado, con piernas y brazos flexionados. Todo indica que el cuerpo fue colocado con cuidado, con mimo, porque no había señales de arrastre del cadáver sobre el suelo.

Autopsia

Los resultados de la autopsia desvelaron que la joven había muerto entre seis y nueve días antes de la localización del cadáver. Se contempló, incluso, que pudiera haber sido el mismo día de su desaparición. Cuando murió Déborah, estaba vestida. Y parece que continuó así durante, al menos, las doce horas siguientes a su muerte. Luego desnudaron su cuerpo y lo lavaron para eliminar pruebas. Los informes también arrojaron que Déborah permaneció en un lugar frío y oscuro, como una cámara frigorífica o un sótano, hasta que fue depositada en la cuneta por su presunto asesino o un cómplice.

El cuerpo de la joven no tenía signos de violencia. Tampoco de agresión sexual. Por lo que la hipótesis más fiable fue la muerte por sofocación con un objeto blando. Junto al cadáver de Déborah se dejaron pistas falsas: un preservativo usado, un pañuelo de papel y un cordón verde bajo el cuerpo. Igualmente, se encontraron restos de semen y ADN, lo que parecían pruebas fiables para encontrar al autor.

Y, aunque durante años, los investigadores siguieron estas pistas para resolver el crimen, luego resultaron ser falsas. Se hicieron cientos de pruebas, entre ellas, algunas al principal sospechoso, un joven que había sido novio de la chica. Pero no se consiguieron resultados positivos.

Escena ficticia

Finalmente, se descubrió que la escena era ficticia. Se trataba de un escenario montado cuidadosamente para hacer creer que el móvil de la muerte era de carácter el sexual. El autor, incluso, introdujo semen de manera artificial en la vagina de Déborah una vez muerta. Es la única razón que encontraron los forenses para que se conservara dicho fluido diez días después del fallecimiento.

En noviembre de 2021, la Audiencia Provincial de Pontevedra ratificó el 'Informe Pericial suscrito de Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás" en el caso de Déborah Fernández. La investigación de Balfagón y Chippirrás puso el dedo en un aspecto importantísimo: en su momento no se realizó la correspondiente inspección de las uñas de las manos de la joven.

Así, en mayo de 2021, en base al informe que en abril aportó el criminólogo Óscar Tarruella y que propició la exhumación del cadáver de Déborah, se realizó un examen. De esta forma, con el análisis de las uñas se confirmó la aparición de pelos y fibras que podrían ayudar a resolver este caso. Las fibras halladas, según fuentes consultadas en su momento por Elcierredigital.com, podrían pertenecer a ropa de cama que, en su día, el principal sospechoso del crimen habría entregado a una tercera persona.

Testigos claves

Por otro lado, el pasado viernes 11 de febrero pasaron siete testigos claves, para el caso de la muerte de Deborah Fernández, por el Juzgado de Instrucción número 2 de Tui. Entre ellos, los peritos del laboratorio Lazarus Tecnologhy. Fueron ellos quienes descubrieron que del disco duro del ordenador de Déborah se borró información y, al parecer, "a conciencia". Por ello resulta clave conocer quién llevo a cabo esta operación para resolver el crimen.

P.P.S., el exnovio de Déborah entonces, declaraba el 11 de marzo. En su comparecencia defendió con uñas y dientes su inocencia. No obstante, durante su testimonio volvió a caer en contradicciones que, según el letrado de la acusación, "ya no nos sorprende, porque si comparamos esta declaración con la media docena de veces que ha declarado anteriormente en la Policía, no dijo lo mismo nunca”.

Por ejemplo, negó que el día de la desaparición de Déborah se hubiera citado con ella. O que hubiera llamado a sus familiares para hablar de ello.

Testigos del caso

Empero, su declaración chocó frontalmente con la de los testigos del caso que escucharon esas conversaciones que él niega. De hecho, la peluquera de Déborah, a la que atendió esa misma tarde, ya declaró en su día que la escuchó hablar con alguien por teléfono, y que, al parecer, le dijo que había quedado con esa persona. En declaraciones ante la policía, efectuadas anteriormente, el exnovio de Déborah sí admitió haber hablado con la joven. También, con familiares la misma tarde de la desaparición de la chica.

Del mismo modo, el investigado también negó que la Policía le preguntara por el fuerte olor a podrido que salía del maletero de su coche, en los días posteriores a la desaparición de Déborah y antes de que apareciera el cadáver en una cuneta de O Rosal. Todas estas afirmaciones son contrarias a lo que declaró en su día la Policía.

El abogado que representa a la familia de Déborah lo resumía de esta forma al término del interrogatorio: “A su abogado no le ha quedado mucho que preguntar, pero yo le hubiera preguntado durante horas para que explicara tantas dudas que tenemos”.

La familia de Déborah

Ha sido la familia de la joven muerta la que después de mucho intentarlo ha conseguido exhumar su cadáver recientemente. Y ha sido gracias a ello que los forenses han detectado que Déborah pudo ser asesinada. Y que no sufrió "una muerte súbita", como dijo la primera autopsia de hace 20 años.

Así, la familia de Déborah señalaba este viernes en un comunicado al investigado por, entre otras razones, cambiar su versión "en las cinco ocasiones que ha ido a declarar como testigo, y a su vez se contradice con otras testificales prestadas ante la Policía o en el juzgado, muchas de ellas de familiares directos o de amistades cercanas". De modo que entienden que "es su deber aclarar ante la Justicia el motivo de esas reiteradas contradicciones", tras acogerse a su derecho constitucional y negarse a declarar.

Veinte años después, el caso ya ha prescrito y solo se admiten pruebas contra el investigado.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último