Una nueva muestra de ADN hallado en una uña y en un pie de Déborah excluye al exnovio
La familia de Déborah Fernández, la joven que apareció muerta en 2002 en una cuneta en Vigo, ha negado que el ADN extraído del cuerpo de la joven sea el de un antiguo vecino.
Según adelanta el periódico local La Voz de Galicia, el ADN recuperado por los forenses en una uña y un pie del cadáver exhumado de Déborah Fernández en 2021 abre una nueva pista, a solo tres días de que prescriba el delito de homicidio o asesinato. El perfil genético, que no es concluyente, coincide con el de un antiguo vecino del barrio de Alcabre, donde residía la joven viguesa, pero que no formaba parte de su círculo próximo. Se trataría de un varón caucásico (europeo), pero el análisis no puede asegurar al 100 % que el ADN sea de dicho vecino.
Esta nueva prueba excluye a su exnovio
Este nuevo hallazgo, según informan fuentes cercanas al caso al mencionado digital, tiene otra consecuencia muy relevante: excluye y descarta al único investigado en 20 años: el exnovio de la joven desaparecida. Su ADN no coincide en nada con el genoma hallado en el cadáver.
El resto genético que ha sido ahora identificado se extrajo de una uña. Los forenses tenían la esperanza de que la joven hubiese raspado la piel de la última persona que la vio con vida. O, al menos, de la que trasladó el cadáver y le rozó un pie cuando diez días después lo depositó en una cuneta a 40 kilómetros de Vigo. Con objeto de confundir a la Policía, y tras preparar la escena, esta persona dejó un reguero de pistas falsas junto al cadáver.
A punto de cerrarse el caso el 30 de abril, salvo lo que respecta al exnovio, el enigma de lo que le pasó a Déborah sigue abierto.
Vecino de Coruxo
Esta nueva muestra de ADN recuperado por los forenses de una uña y un pie de Déborah conduce hasta un varón de Coruxo. Se trata de un antiguo vecino de Déborah al que ella conocía de verlo por su barrio de Alcabre y Samil, pero que no formaba parte del entorno inmediato de la joven desaparecida.
La Policía habló con él y su nombre figura en los legajos de la causa. No obstante, los investigadores no hallaron pruebas que lo incriminasen, a pesar de que siempre estuvo en la causa. No se ha podido determinar cómo había muestras del ADN de este nuevo sospechoso. O está fichado o forma parte de los 30 donantes que dieron muestras genéticas hace unos meses.
En cualquier caso, las mismas fuentes avisan de que el perfil genético identificado no es concluyente y podría haber coincidencias con otras personas. Al no ser una identificación completa, la jueza de Instrucción número 2 de Tui no lo va a citar como investigado porque carece de pruebas científicas para basar su llamamiento.
Como consecuencia, si no se cita a nadie nuevo como investigado en lo que resta de semana, el fiscal podría pedir a la jueza este sábado que cierre el caso por prescripción del delito, ya que han transcurrido 20 años de la denuncia. Sin embargo, la investigación al exnovio, que podría entrar en un callejón sin salida porque el ADN lo descarta, seguirá abierta.
No se han recuperado los mensajes de Déborah
La última baza es el disco duro de Déborah, que fue borrado. Por lo que hasta el momento no hay ningún contenido recuperado de sus mensajes. La empresa que rescató el móvil de Diana Quer trabaja en ello contra reloj.
Según recoge La Voz de Galicia, fuentes cercanas al caso han confirmado que la policía ya tenía ADN de saliva del antiguo vecino. De hecho, fueron recogidas en un cribado general del 18 de marzo, y hace aproximadamente un mes la jueza de Tui autorizó que le cogiesen muestras de pelo a la misma persona para contrastar los resultados.
Sin embargo, aunque el cotejo de ADN dio positivo, al tener una discrepancia no es concluyente. Las mismas fuentes aseguran que dicho vecino contó en su día a la Policía que vio meter a la chica dentro de una furgoneta y que le asomaban los pies. Se ratificó en ello al declarar en el juzgado tras la reapertura del caso.
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