Causa criminal

Giro en el caso de la niña Lucía Vivar: todas las pruebas que muestran la presencia de alguien

Lugar del suceso

Lugar del suceso / EFE

Miryam Moya ha sido la perito judicial que ha llevado a cabo la investigación que podría suponer un giro en el caso de la muerte de la pequeña Lucía Vivar. A ella han tenido acceso, en exclusiva en el programa Vamos a Ver de Telecinco.

El 16 de junio de 2017, día en que desapareció Lucía cuando estaba junto a sus padres y primos en un bar de Pizarra (Málaga), la luna no estaba apenas visible y la zona en la que se encontraban (junto a las vías del tren) carecía de iluminación. 

El bar en el que se encontraba la pequeña estaba situado justo en el andén. Es ahí donde le pierden la pista. En la zona solo hay una cámara de vídeo vigilancia de la que se hayan podido extraer imágenes ya que otra, que pertenecía a una nave, dejó de funcionar justo en ese tramo horario.

La única cámara que capta a la niña de tres años la graba a las 23:34 corriendo junto a las vías del tren en dirección a una caseta. Las hipótesis de por qué corría son varias y están todas abiertas: que viera algo, que estuviera asustada tratando de regresar, etc.

Lo que sucede una vez que llega a dicha caseta no se ve porque es un punto ciego para la cámara. Lo que sí se puede apreciar es que llegando a la caseta la niña reduce la marcha y comienza a caminar. Esto puede hacer pensar que hay algo o alguien tras esa caseta que la hace aminorar el ritmo de su carrera.

El destello

Algo que pasaron por alto los investigadores en su momento es que en esa grabación, de solo 12 segundos, cuando la niña llega a la altura de la caseta se ve un destello en la imagen.

El fotograma que ofrece la grabación no tiene apenas nitidez debido a la falta de luz que había esa noche, pero el destello si se ve con claridad. Por este motivo las pruebas de peritaje giraron en torno a la posibilidad de que justo en ese punto podía pasar algo revelador para la investigación. 

Las pruebas forenses y la IA

Lo que Miryam Moya y su equipo hacen en primer lugar para esclarecer qué pudo pasarle a Lucía en ese trayecto es medir el cuerpo de la pequeña gracias a la fotogrametría y topografía forenses.

Lucía medía, exactamente, 95 centímetros, algo que pudieron corroborar con el informe de la autopsia y que se ve comprueba, posteriormente, con el vídeo. El destello que aparece a la altura de la caseta es de una altura y una anchura mayores, por lo que podría corresponderse con un adulto que se encuentra en una posición algo agachada.

Además de esto, gracias a un software de Inteligencia Artificial, que en ocasiones localiza vehículos, objetos o personas, se ha podido saber que en la imagen aparece Lucía y alguien más.

Además de esto, se ha podido comprobar gracias a otro software, que cuando la pequeña llega a la esquina de dicha caseta extiende sus brazos (como para que la cojan). La niña no extiende los brazos hacia arriba sino hacia el frente, por eso se piensa que quien estuviera ahí estaba agachado, casi a la altura de la menor.

La escalera

Justo detrás de la caseta hay unas escaleras que suponen una vía de escape para alguien que esté junto a las vías. También, incluso, para Lucía. Tras esas escaleras hay un descampado y una carretera. La versión oficial es que la niña anduvo más de 4 kilómetros junto a dichas vías, pero no hay prueba de ello.

Solo se sabe que pasó junto a las vías a las 23:34, concretamente en una zona situada a 100 metros del bar en el que estaban, y que a la mañana siguiente la encontraron, ya sin vida, 4.000 metros más adelante. La opción de que la pequeña hubiera salido, sola o acompañada, por las escaleras, no se valoró. 

La velocidad de la carrera

Según la grabación y atendiendo a la edad, altura y complexión de la pequeña entre otros factores, la velocidad a la que Lucía iba caminando era de 4,39 kilómetros por hora. La velocidad a la que lo hizo el padre menos de 6 minutos después era de 13,17 kilómetros por hora.

Esto quiere decir, según estas velocidades, que el padre la habría alcanzado en un minuto. Además de esto, el padre iba gritando su nombre en el silencio de la noche, lo cual quiere decir que la niña habría tenido algún estímulo auditivo de haber seguido corriendo en la dirección que indica la versión oficial.

Aparece otra persona

Casi tres minutos después de que Lucía fuera captada por las cámaras, es decir, a las 23:37, la cámara anterior capta la silueta de otra persona que se queda parada entre ambas cámaras y que luego vuelve a la estación. La marcha que lleva es muy tranquila.

Podría tratarse de algún familiar que, al igual que su padre, la estuviera buscando pero transcurre muy poco tiempo entre el paso de la niña y el de esa otra persona, que además no parece estar alterada por la velocidad a la que camina. Por este motivo la perito considera que hay indicios para creer que podría haber más personas implicadas en el suceso.

No la mató el tren

El caso se cierra por la vía penal como un accidente. Se determinó que Lucía falleció por un traumatismo craneoencefálico provocado por el impacto del primer tren de la mañana. Miryam, sin embargo, explica que la reconstrucción que se hizo no casaría con la situación del cuerpo.

En este sentido detalla que cualquier cuerpo que recibe el impacto de un coche, o en este caso, de un tren, se desplaza. El cuerpo habría realizado, por tanto, una trayectoria al ser golpeado.

Lucía medía 95 centímetros y pesaba 11 kilos mientras que el tren que supuestamente la mató pesa 138 toneladas e iba circulando a 80 kilómetros por hora.

La niña presenta un traumatismo en la parte posterior izquierda de la cabeza sin embargo no hay signos de que hubiera movido su cuerpo. El calculo que hacen en la prueba de peritaje concluye que el cuerpo se debería haber movido, mínimo, 42 metros chocando, también, con los bajos del tren.

Por este motivo la perito sostiene que es imposible que a Lucía la golpeara el tren según la situación en la que la encontraron en la escena. A esto se le añade que ni en la catenaria ni en los bajos del tren se encontró ADN de la pequeña.

Conclusión

Por todas estas pruebas, que ya han sido depositadas en el Juzgado para que se estudien, la conclusión a la que se llega es que pudo haber una o más personas implicadas en la desaparición de la pequeña que la depositaron junto a las vías, simulando un accidente pero que esto no pudo ser así.

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