Trece segundos de grabación fueron los que resultaron necesarios para comprobar que  Yusef M. L., el preso de 21 años que se fugó de la presión de Alcalá Meco y al que se le conoce como ‘el Pastilla’, estaba en Alemania.

Fue una persona ubicada en Colonia, en Alemania, la que puso en conocimiento a la Policía germana, BKA, de que un joven de características similares al reo fugado en España estaba acudiendo a rezar a la mezquita de la ciudad desde principios de enero.

Tras tener conocimiento de esto la Policía logró hacerse con unas imágenes, cuya duración era de 13 segundos, en la que aparecía el joven andando tranquilamente, con el pelo más corto, vestido de negro, con un chándal y con la capucha puesta. A pesar de que era una grabación de mala calidad se pudo cotejar que se trataba de él gracias al sistema de reconocimiento facial ABIS de la Policía, por lo que comenzaron a seguirle la pista.

Cuando llegaron a la mezquita y al domicilio donde se había estado alojando desde principios de año, donde vivían varios ciudadanos norteafricanos, ‘el  Pastilla’ ya no estaba. Se había marchado hasta Leipzig, a 350 kilómetros de Colonia, sin apenas recursos, por lo que tras intentar atracar un supermercado y huir hacia una estación de tren, la Policía pudo identificarlo y lo acabó arrestando allí mismo. El análisis de las huellas dactilares confirmarían que se trataba de él.

El Pastilla abandonó el penal madrileño andando tranquilamente por la puerta en un momento en el que la cárcel estaba repleta de familiares con motivo de las visitas de Navidad. Quienes custodiaban la entrada de Alcalá Meco lo confundieron con uno de ellos. 

Los investigadores del Grupo de Localización de Fugitivos, ayudados por agentes de la UDYCO de Ceuta y Algeciras, siguieron algunos indicios que lo situaban en su zona de seguridad, entre Ceuta, Algeciras y Marruecos. Tampoco en Salamanca, Barcelona, Guadalajara, Ciudad Real y Málaga, donde algunas pistas lo situaban. Su entorno no quiso colaborar en ningún momento. Después recibieron datos que situaban a algunos de los colaboradores de El Pastilla en Montpellier (Francia). Comprobaron esa pista, y vieron que allí estaban los amigos del doble asesino, pero no había ni rastro de este.