¿Qué diferencia hay entre el aviso naranja, amarillo y rojo de Aemet?
Los avisos meteorológicos cumplen una función fundamental para prevenir riesgos, coordinar la actuación institucional y proteger a la ciudadanía
Cuando se acercan temporales o lluvias intensas en España, es habitual que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) active distintos avisos meteorológicos. Sin embargo, no siempre está claro qué significa cada color y cómo puede afectar a la población.
Para comprenderlo, es importante partir del concepto de fenómeno meteorológico adverso (FMA), que, según la AEMET, hace referencia a todo evento meteorológico capaz de producir daños directos o indirectos a las personas y a los bienes y que, por tanto, puede generar impactos significativos.
La AEMET es la responsable en España de observar y elaborar predicciones meteorológicas y, por tanto, de emitir los avisos relativos a estos fenómenos. Un aviso es la predicción asociada a la probabilidad de que ocurra un fenómeno meteorológico adverso —como lluvias, nevadas, vientos, tormentas, temperaturas extremas o fenómenos costeros— en una zona determinada. Estos avisos se clasifican en tres niveles siguiendo los estándares europeos, cada uno con una recomendación asociada para la ciudadanía.
¿Qué tipos de avisos meteorológicos existen?
El aviso amarillo indica que el peligro es bajo, aunque se recomienda prestar atención a la predicción meteorológica y seguir las actualizaciones, especialmente si se realizan actividades al aire libre.
Cuando el aviso es naranja, significa que el peligro es importante y que tanto la población vulnerable como los bienes ubicados en zonas expuestas pueden sufrir impactos graves; en este caso, la AEMET aconseja limitar las actividades no esenciales y atender cuidadosamente las recomendaciones de las autoridades locales.
Por último, el aviso rojo se activa cuando el peligro es extraordinario y existe riesgo de daños muy graves o incluso catastróficos, lo que hace imprescindible informarse en tiempo real, seguir las indicaciones oficiales, evitar desplazamientos no urgentes y extremar las precauciones.
En el caso concreto de las precipitaciones, cada provincia dispone de umbrales propios para determinar cuándo activar cada nivel de alerta. En Sevilla —tanto en la campiña como en la Sierra Norte y la Sierra Sur— se activa el aviso amarillo por lluvias cuando se esperan 40 litros por metro cuadrado en 12 horas o 15 litros en una hora; el aviso naranja se declara cuando se prevén 80 litros en 12 horas o 30 litros en una hora; y el aviso rojo, cuando se alcanzan los 120 litros en 12 horas o los 60 litros en una hora.
¿Quién activa los avisos y con cuánta antelación?
La AEMET puede alertar de la posible llegada de fenómenos meteorológicos adversos con hasta 72 horas de antelación, y la información está disponible de forma automática y actualizada tanto para la ciudadanía como, de manera prioritaria, para las autoridades competentes en emergencias y protección civil de las comunidades autónomas. Son estas administraciones autonómicas las encargadas de evaluar el peligro y determinar las posibles afecciones sobre la población y el entorno, así como de activar los protocolos de protección y enviar las alertas necesarias.
La valoración del riesgo no es homogénea en todo el territorio, ya que cada zona cuenta con características propias —como condiciones orográficas, urbanísticas o territoriales— que influyen directamente en el impacto de un fenómeno. Por esta razón, una tormenta o una nevada no suponen el mismo riesgo en una zona de alta montaña que en el centro de un área metropolitana, aunque el aviso meteorológico sea el mismo, y las medidas adoptadas pueden variar significativamente.
¿Qué competencias tiene cada administración?
En líneas generales, corresponde al Estado, a través de la AEMET emitir los avisos sobre la llegada de posibles fenómenos meteorológicos adversos.
Por su parte, las comunidades autónomas son las responsables de alertar a la población en casos de inundaciones, incendios o catástrofes, así como de elaborar planes territoriales de emergencia y activar los protocolos cuando se produce una crisis.
En el caso de inundaciones o DANAs, las comunidades autónomas elaboran los planes de acción y de protección civil correspondientes, mientras que el Estado se ocupa de la gestión de los grandes ríos intercomunitarios a través de las confederaciones hidrográficas. Estas entidades, también dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, informan en tiempo real a las autoridades autonómicas para anticipar posibles inundaciones. En las cuencas intracomunitarias, la competencia recae sobre las comunidades autónomas, y en los tramos urbanos, sobre los ayuntamientos.
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