El extraño caso del niño de siete años desaparecido en una playa italiana y hallado en una parada de autobús
El menor permaneció perdido durante más de cinco horas en Bibione, causando angustia a su familia checa, mientras los servicios de emergencia realizaban una intensa búsqueda
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Un niño de siete años de nacionalidad checa ha desaparecido durante más de cinco horas en una playa de Bibione (Italia), generando momentos de extrema angustia para su familia. El incidente, que ha tenido un final feliz, ha mantenido en vilo a toda la comunidad de San Michele, especialmente sensibilizada tras la reciente tragedia de un menor que falleció ahogado en Cavallino la semana pasada. Tras una intensa búsqueda por mar y tierra, el pequeño fue finalmente localizado sano y salvo en una parada de autobuses a más de dos kilómetros del lugar donde había sido visto por última vez.
El suceso comenzó cuando la abuela del niño dio la voz de alarma al no encontrar a su nieto tras un baño en el mar. La familia, que había llegado en autobús desde la República Checa para disfrutar de un día de playa en la zona de Firmamento, cerca de la orilla, perdió el contacto con el menor después de que este les comunicara: "Me voy al agua". Se presume que el pequeño perdió la orientación al salir del agua e intentar regresar al punto donde se encontraban sus familiares. Al no conseguirlo, aparentemente decidió dirigirse hacia la zona de autobuses, posiblemente buscando el vehículo en el que habían llegado.
La desaparición provocó una movilización masiva de los equipos de rescate: lanchas y botes neumáticos de la Capitanía y la Guardia Costera, el helicóptero Drago del 115 con buzos de los bomberos, patrullas terrestres de carabinieri y dos equipos de la policía local. A esto se sumó la colaboración de los socorristas de los distintos sectores de la playa, quienes realizaron anuncios con megáfonos en varios idiomas para alertar a los bañistas y solicitar su colaboración en la búsqueda.
Operativo de búsqueda intenso tras recientes tragedias
La reacción de los servicios de emergencia fue especialmente contundente debido al reciente caso de Carlo Panizzo, un niño de 6 años que falleció ahogado en Cavallino el 5 de agosto de 2025. Este trágico suceso ha incrementado considerablemente la sensibilidad de las autoridades y ciudadanos respecto a las desapariciones de menores en zonas de baño, provocando respuestas inmediatas y de gran magnitud ante cualquier alerta.
El final feliz de la búsqueda llegó aproximadamente a las 17:30 horas, cuando el niño fue localizado en buen estado de salud en la plaza de autobuses, a más de dos kilómetros del punto donde había desaparecido. Un conductor de la compañía Atvo fue quien alertó a las autoridades tras ver a un menor solo en la parada, siendo posteriormente identificado por un militar de la guardia costera de Caorle. Tras cinco horas de angustia, el pequeño pudo finalmente reunirse con su abuela y su hermana pequeña, en un emotivo reencuentro.
Este caso contrasta con otro incidente menor ocurrido en Rosolina, donde una niña desapareció brevemente causando momentos de preocupación. En aquella ocasión, una cadena humana formada por bañistas en el agua permitió localizarla rápidamente mientras jugaba en la orilla, resolviéndose la situación en cuestión de minutos.
Mayor concienciación sobre seguridad en playas italianas
William Dalla Francesca Damiani, responsable de la Coordinación Nacional de Empresas de Salvamento, ha destacado que "nuestras playas son seguras, pero no hay que subestimarlas, toda precaución es poca". También ha señalado que la tragedia de Cavallino ha marcado un punto de inflexión en la concienciación ciudadana: "A pesar de la desgracia, hay un aspecto que nos reconforta: todo el mundo participó en la búsqueda, aunque solo fuera con la mirada o con una oración. La esperanza se mantuvo viva durante horas, a la espera de un milagro".
Roberta Nesto, alcaldesa de Cavallino-Treporti, ha advertido sobre los peligros de la indiferencia, mostrándose satisfecha por la participación colectiva en las labores de búsqueda de este último caso, aunque lamentando que en el incidente anterior no se consiguiera un final feliz. Por su parte, Christofer De Zotti, alcalde de Jesolo, ha insistido en que "es fundamental respetar las señales y las normas. El servicio de salvamento, con personal preparado y dotado de los medios adecuados, garantiza constantemente la máxima protección y hace de nuestra playa un lugar seguro y acogedor para todos".
Federico Ferro, propietario de Alto Adriatiko, empresa que coordina aproximadamente a 200 socorristas en la zona, ha comentado que "hacía años que no se veían cadenas humanas en el mar", refiriéndose a la movilización espontánea de bañistas para ayudar en las labores de búsqueda, un gesto de solidaridad que refleja la creciente sensibilización sobre los riesgos en entornos acuáticos, especialmente cuando hay menores involucrados.
Seguridad infantil en playas y espacios turísticos
Los expertos en seguridad destacan que las desapariciones temporales de menores en espacios concurridos como playas son relativamente frecuentes, especialmente en temporada alta. Estos incidentes suelen resolverse favorablemente cuando existe una rápida coordinación entre autoridades y ciudadanos, como ha sido el caso del niño checo en Bibione. Sin embargo, las tragedias como la de Carlo Panizzo recuerdan la importancia de mantener una vigilancia constante.
Las autoridades turísticas italianas han reforzado este verano 2025 las medidas de prevención y los protocolos de actuación ante desapariciones de menores. Entre las recomendaciones básicas que ofrecen a los visitantes se encuentran el establecer puntos de referencia claros con los niños, utilizar pulseras identificativas, especialmente con los más pequeños, y enseñarles a identificar a socorristas y personal de seguridad a quienes acudir en caso de pérdida.
¿Qué hacer si un niño se pierde en una playa?
Los expertos en salvamento recomiendan mantener la calma y acudir inmediatamente al puesto de socorrismo más cercano para dar aviso. Es fundamental proporcionar una descripción detallada del menor, incluyendo la ropa que llevaba en ese momento y sus rasgos más característicos. El tiempo es un factor crítico en estas situaciones, por lo que la rapidez en la comunicación resulta esencial.
En el caso de familias que visitan playas extranjeras, como la familia checa del incidente de Bibione, se aconseja familiarizarse previamente con el entorno y enseñar a los niños a identificar elementos reconocibles como el color de la sombrilla, banderas cercanas o establecimientos próximos. Además, es recomendable que los menores conozcan el nombre del hotel o alojamiento donde se hospedan y lleven consigo algún tipo de identificación o contacto de emergencia.
La historia del niño checo en Bibione, afortunadamente con final feliz, sirve como recordatorio de la importancia de la vigilancia constante y la necesidad de contar con protocolos eficientes de búsqueda y rescate en zonas turísticas de alta afluencia, especialmente en temporada estival cuando las playas italianas reciben a millones de visitantes nacionales e internacionales.
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