"A los niños hay que intentar llevarlos al médico lo menos posible"

Su verdadero nombre es Jesús Martínez (Madrid, 1959) pero es muy posible que muchos de los 25.000 miembros de su grupo en Facebook solo lo conozcan por su nombre virtual: El médico de mi hijo, titulo también de su último libro (Temas de Hoy). Es pediatra, bloguero y acaba de publicar un libro que busca ahuyentar a los padres de las consultas de los médicos. ¿Locura? No, sentido común.

-¿Los padres llevan demasiado a sus hijos al médico?

-No lo definiría como en exceso. Los llevan tanto como les decimos. Estamos todo el día exagerando, siempre transmitiendo el mensaje de Consulte con su médico o con su farmacéutico. Parecemos decirles que no piensen por sí mismos.

-Y entonces ¿cuándo hay que llevar al pediatra a un hijo?

-¡Lo menos posible! Es como cuando llamas a cualquier profesional para que te arregle algo, al fontanero o al electricista. Primero intentas solucionarte tú el problema, piensas en lo que puedes hacer y, si no lo consigues arreglar, llamas al especialista, porque te cuesta dinero y te lo piensas.

-¿Y cuáles son los motivos por los que más se va al médico sin necesidad?

-Sobre todo los procesos menores, como la fiebre y las diarreas. Si ya se saben manejar, primero hay que intentar solucionarlos por uno mismo. Ocurre, por ejemplo, con el dolor de oído. Si a un niño le duele el oído, lo primero es darle un calmante. Si nuestra propia ciencia "no da de sí", entonces hay que consultar al pediatra. Otros motivos por los que se acude innecesariamente al médico son todos los relacionados con la crianza, para preguntar cosas como qué le doy de comer, cómo consigo que duerma, si le quito los pañales…

-¿Y qué opinión tiene entonces de las llamadas revisiones del niño sano?

-Pues que en la mayoría de las ocasiones no tienen ninguna utilidad. Para lo único que han demostrado con evidencia científica utilidad es para que los padres no se olviden de poner las vacunas y quizás para diagnosticar la displasia de cadera. Así que bastaría aprovechar las visitas para las vacunas y evitar el resto, que lo único que hacen es generar un gasto inútil.

-¿Cuál es, a su juicio, el mayor error que comenten los padres?

-De nuevo, no lo llamaría error. Pero sin duda es el exagerar las cosas. Cualquier cosa que le pasa a un niño, los padres lo viven como una desgracia, pueden pensar que es un cáncer… Hay que intentar evitar el alarmismo.

-Usted ha defendido las consultas on line, a través de blogs, Twitter o Facebook. ¿Se puede confiar en las consultas pediátricas telemáticas?

-Yo creo que es un campo interesante, aunque a veces la gente pretende sustituir una consulta real por una on line. Este tipo de consultas deben ser para aprender, para no volver a caer en el alarmismo. Las redes están ahí y los pediatras tenemos que estar en ellas, aunque aún somos solo cuatro frikies los que estamos. Por otra parte, desde que utilizo estos medios, he notado desahogo en mi consulta, porque la gente me lee y ya sabe cuándo no tiene que venir.

-Precisamente con respecto a las consultas por internet, uno de los grandes problemas es saber dónde mirar ¿qué consejos da a los padres al respecto?

-Al final es el sentido común. Lo primero es no fiarse de lo primero que se lea, sino fijarse en quién firma, que lo escriba un médico, por ejemplo. También que esté avalado por entidades de prestigio, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Asociación Española de Pediatría (AEP). En general, está bien confiar en gente a la que ya se ha leído y le ha sido útil, no fiarse de cualquier cosa que se vuelva viral en las redes sociales.

-Y con respecto a los libros ¿cree que es necesario comprarse manuales para afrontar la maternidad? ¿Cuáles recomendaría?

-Desde luego, hay que leer. Buscar libros que le convenzan a uno, no tienen que gustar del todo, solo partes. Mi consejo es ir informándose poco a poco. Además del mío, últimamente han salido libros muy interesantes como el de la doctora Amalia Arce o Las cosas que nadie te contó antes de tener hijos, de Cecilia Jan.