La población de España, entre las que mejor se adapta a las temperaturas extremas

Clima

CSIC analiza dentro de una nueva investigación más de 14 millones de defunciones en el país español, en el período comprendido entre 1979 y 2018, para determinar la adaptación española a los cambios extremos de temperatura

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La población de España, entre las que mejor se adapta a las temperaturas extremas
La población de España, entre las que mejor se adapta a las temperaturas extremas
Pilar Pereira

31 de enero 2023 - 06:30

La adaptación de forma continua a las variaciones en la temperatura es un tema de rabiosa actualidad, teniendo en cuenta las consecuencias cada vez más evidentes del cambio climático en nuestro planeta. Por ello, es de vital importancia que la sociedad en general sepa adaptarse a estas modificaciones climáticas de la mejor forma posible, puesto que la temperatura es el principal factor a tener en cuenta para la carga de mortalidad de calor y frío.

En este contexto, CSIC ha analizado dentro de una nueva investigación más de 14 millones de defunciones en el país español, en el período comprendido entre 1979 y 2018. De este estudio, se arroja que los españoles son uno de los núcleos de población que mejor se han ido adaptando de forma progresiva a estas temperaturas cada vez más extremas.

Así se adaptan los españoles a las olas de frío y de calor

El principal objetivo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha obtenido resultados exitosos en cuanto a la adaptación de la población española a las temperaturas extremas. Esta adaptación se produce tanto para las olas de frío como para las olas de calor. Las estimaciones cuantitativas obtenidas a nivel nacional proceden del estudio de la adaptación a largo plazo a temperaturas extremas de la población española en la franja entre 1979 y 2018.

La coautora Dariya Ordanovich, investigadora del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, explica la importancia de un caso como España en los crecientes cambios climáticos: “En la actualidad, España es uno de los países más afectados por el aumento de las temperaturas y las olas de calor dentro de la región Mediterránea.

Con el paso del tiempo, las personas tienden a adaptarse a las nuevas condiciones, sean desfavorables o propicias. Sin embargo, valorar adecuadamente la adaptación a las temperaturas no óptimas en la población es complicado, ya que requiere de la evaluación conjunta de varios indicadores epidemiológicos. La temperatura de mínima mortalidad se utiliza con frecuencia como un indicador de la velocidad de adaptación. La lógica es que, si las poblaciones se vuelven menos susceptibles al calor, se puede esperar un aumento de esta temperatura óptima con el tiempo. Además, también es crucial medir la reducción en el riesgo de mortalidad debido a temperaturas no óptimas”.

Los resultados mostraron como la mortalidad provocada por el frío se ha reducido de manera significativa, hasta caer casi tres veces. Por otro lado, la mortalidad debido al calor también ha descendido, aunque esta bajada tan solo es perceptible en el período final del estudio y no es tan significativa como los datos arrojados por la mortalidad debida al frío. La temperatura de mínima mortalidad, esto es, aquella en la que el riesgo de defunción es más bajo, también ha descendido en el período comprendido entre 2009 y 2028. En esta franja temporal la temperatura óptima en España se incrementó en 2ºC.

“Podríamos considerar que la adaptación a las temperaturas no óptimas en España se ha venido produciendo progresivamente. Primero, desde 1989, para el frío y 20 años más tarde, desde 2009, para el calor. A pesar de esta adaptación, sigue existiendo un riesgo considerable del calor extremo para la salud, tal y como se ha visto durante el verano de 2022”, añade Aurelio Tobías, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, incide en el hecho de continuar esta adaptación al cambio de temperaturas: “El incremento de temperatura y las mayores medidas de protección y adaptación han hecho que la mortalidad relacionada con olas de frío sea la que más se ha reducido. En el contexto actual, de inflación y donde el coste de la energía es más elevado, puede conllevar, que, en períodos de frío más intenso, la población más vulnerable, como, por ejemplo, las personas mayores, vean limitadas sus posibilidades de protección contra las bajas temperaturas y eso produzca un incremento de problemas de salud en esta población. Pero esto –concluye– es algo que solo podremos analizar en detalle en los próximos meses, cuando los datos se encuentren disponibles”.

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