La prostitución masculina crece en tiempos de crisis
Informe La mayoría de este tipo de trabajadores no son gays
Aunque la actividad se ejerce en su mayoría por extranjeros, el porcentaje de españoles se ha triplicado.
La cantidad de hombres que se dedican a la prostitución se mantiene estable, pero la proporción de españoles entre ellos se ha triplicado en los dos últimos años debido a la crisis, según explicó Iván Zaro, coordinador de atención a Trabajadores Masculinos de Sexo de la Fundación Triángulo. A pesar de ello, sigue siendo una actividad ejercida mayoritariamente por extranjeros (el 75%), si bien han descendido los de origen no europeo.
Entre los españoles, algunos han vuelto a ejercerla y otros se han iniciado en ella. Según Zaro, las redes de tráfico y explotación sexual de hombres, como la que tuvo lugar a finales del mes de agosto y que fue desarticulada por la Policía, son algo "anecdótico", y sólo recuerda un caso anterior (2006) en Extremadura, en la operación Amazonia.
"La mayoría ejercen de forma autónoma y sin coacción (...) con quien quieren, cuando quieren y del modo que quieren -dijo Zaro-, y muchos de ellos rechazan clientes cuando la situación económica se lo permite". También es muy minoritaria la prostitución de menores, asegura por su experiencia, prácticamente inexistente y sólo en la calle. Una de las principales características de la prostitución masculina es el "estigma ligado a la homofobia", aunque la mayoría de ellos no son gays y pueden tener relaciones tanto con hombres como con mujeres.
Una investigación de este fenómeno en Madrid dirigida por Zaro en 2007 apuntaba que el 22,8% se declaraba homosexual, el 30,7% heterosexual y el 46,5% bisexual. Entre otros datos aportados por Zaro, que es trabajador social, los hombres que reconocen que se prostituyen tienen una prevalencia de sida del 23%, frente tan sólo un 0,8% de las mujeres, mientras que el índice se dispara al 37% entre los transexuales. Zaro explicó que es complicado calcular cuántos ejercen la actividad y apunta que en Madrid capital serían más de un millar.
Tienen una edad media aproximada de 28 años y están en constante movimiento dentro de España y por Europa, especialmente en la prostitución de alto nivel, para evitar el efecto "cara quemada" al ser ya conocidos por la clientela y tener que competir con hombres nuevos. También a diferencia de las mujeres, los varones ejercen durante menos tiempo (18-20 meses), y generalmente por necesidad económica o mantener un nivel alto de vida, aunque algunos se sienten realizados al atender a personas con discapacidad. La prostitución masculina está desapareciendo en general de la calle, pues ahora opera principalmente a través internet, en pisos o "habitaciones por horas". En ciudades pequeñas es un fenómeno más "oculto" por discreción.
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