Con la Navidad llega la época de reunirse en familia y las comidas son el punto central de todas o casi todas las reuniones que llevan a cabo en estas fechas festivas. Tras las comidas navideñas llegan los postres y las meriendas con los dulces típicos como son el roscón de reyes, mazapanes, turrones y polvorones. 

Hay quienes llaman al roscón de reyes rosco de reyes. Pero cuál es el térmico correcto para dirigirse a este bollo navideño que estar relleno o no. Según la RAE la definición de rosco contempla dos acepciones: 

1. Roscón o rosca de pan o de bollo.
2. coloq. cero (‖ puntuación mínima)

   no comerse un rosco

   1. loc. verb. coloq. no comerse una rosca.

Tras la definición de la RAE se concluye que cualquiera de los dos términos son correctos para referirse dulce típico de Navidad. El término más extendido y popular es el de roscón de reyes, aunque todo aquel que prefiera llamarlo rosco de reyes no está cometiendo ningún error. 

Historia del roscón de reyes

El origen de este dulce es en el siglo II a.C. cuando se celebraban 'Las Saturnales', un festejo pagano en honor a Saturno, el dios de las cosechas. Todas las personas, tanto ricos como esclavos, celebraban el final del período más oscuro del año y el inicio de una época llena de luz. En aquella época era frecuente preparar diversos platos para la celebración, aunque de todos el más popular era una torta a base de miel en la que se introducían algunos frutos secos, dátiles e higos.

En el siglo III, se introdujo la tradición de esconder en el rosco un haba seca. Ésta era símbolo de la prosperidad y el afortunado que la encontraba era nombrado 'rey de reyes' durante un tiempo establecido. Un premio exclusivamente destinado a los esclavos, quienes si encontraban el haba quedaban libres durante 'Las Saturnales'.

Luis XV dio el empujón definitivo a la tradición del roscón, escondiendo una moneda dentro y extendiéndolo entre la corte. Su tío Felipe V introdujo la tradición en España, convirtiéndose en una fiesta popular. Con los años se convirtió en una figurita de cerámica, a la vez que el haba se convirtió en un símbolo negativo. En el siglo XIX se decide hacer coincidir la ingesta del roscón de reyes con el día de la epifanía, día de reyes.