Los altos costes y una mala primavera ensombrecen una campaña hortícola con buenas previsiones
Anuario Agricultura & Alimentación 2023
Insistimos en la necesidad de que el sector en su conjunto lleve a cabo una planificación acorde a las demandas de los mercados
Tras los últimos coletazos de una campaña hortofrutícola que se encuentra ya concluida y a la que dio relevo una campaña de sandia al aire libre que finalizo con unas cotizaciones muy insuficientes. Echando la vista atrás y a falta de tener datos definitivos, nos encontramos que un año más los costes de producción han marcado mucho esta campaña. Puede sonar al lector casi a tópico, pero lo cierto es que los costes están apretando muchísimos los márgenes en el campo, y el sector no ha permanecido ajeno a la tendencia inflacionista que azota al continente europeo. No hay más que ver las imágenes de explotaciones ganaderas al borde del colapso y viéndose obligadas al cierre. Ningún productor querría llegar a ese extremo si no estuviese desesperado.
El comentario general que se vive a pie de calle y que ha estado presente toda la campaña es que llenar la cesta de la compra es cada día más complicado, lo cual es cierto, situación que también afecta de lleno al sector porque una detracción en el consumo lo que deriva inevitablemente es en un descenso de los precios en origen, presionando aún más al último eslabón, asfixiado a su vez por los precios a los que debe pagar insumos como la electricidad, los abonos y fertilizantes y la mano de obra, que es sin lugar a dudas uno de los que mayores incrementos ha vivido esta campaña. Por poner un ejemplo producir tomate nos ha costado esta campaña un 34% más, pimiento un 26% y en el caso de la sandía el coste se ha casi duplicado. El resultado es que el productor ha tenido y tiene que hacer todo lo necesario para incrementar la producción porque es la única manera de que cuadren los números y eso no siempre depende exclusivamente del manejo de una explotación, ya que entran en juego factores como el clima o las plagas, que han tenido especial incidencia en otoño y que han provocado mermas en las producciones.
A pesar de situaciones puntuales de descensos en los precios, lo cierto es que la estabilidad en las cotizaciones ha marcado nuevamente el año agrícola en la provincia, que ha conseguido surfear la ola inflacionista gracias a la fortaleza y al esfuerzo del sector hortofrutícola que demuestra un año más que es un ejemplo a seguir.
Cerramos una campaña con cierto sabor agridulce, pues la atípica primavera provocó nerviosismo entre los productores de melón y sandía ante la caída de las cotizaciones, que también afectó a algunas variedades tradicionales de pepino que se cultivan en la recta final de la campaña.
Para terminar y hablando de cara a esta nueva campaña, insistimos en la necesidad de que el sector en su conjunto, tomando parte en ello agricultores y centros de comercialización, lleve a cabo una planificación acorde a las demandas de los mercados. Asimismo, en lo que compete a la comercialización de productos, recalcamos, nuevamente, la importancia para el desarrollo del sector, la sostenibilidad económica, que parte de obtener unos precios rentables para el agricultor.
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