Guía de los Patios de Córdoba: Montero, 27

Cuenta Rosa Mari Merina que “nuestro patio de Montero, 27, con más de 40 años de tradición en el concurso, fue presentado por primera vez por la abuela Rosalía”. Tras muchos años cerrado, la casa ha sido completamente restaurada y de nuevo abre sus puertas en 2025. Este rincón sigue conservando su esencia, fusionando historia y modernidad en un mismo espacio. Al cruzar el portal, un porche nos da la bienvenida, adornado con macetas de sombra y cántaros que evocan aquella época en la que los patios eran el alma de la convivencia vecinal. La amplitud del espacio queda dividida por un imponente arco de medio punto, construido con ladrillos y sillares, enmarcado por un alfiz. En un lateral, una columna antigua refuerza la armonía entre pasado y presente, al igual que el propio arco. Las paredes rebosan vida con buganvillas, rosales, geranios, gitanillas, cintas, … y en el suelo y ventanas, clivias, hierbabuena, plantas crasas y otros ejemplares botánicos. Entre todos ellos, destacan dos auténticas joyas: un joven Ginkgo biloba y una Cica revoluta, dos fósiles vivientes que han resistido al paso del tiempo y que siguen exhibiendo su majestuosidad en la actualidad. Junto a ellas, un limonero aporta fragancia y el carácter propio de los patios cordobeses.

Al fondo, una fuente añade frescura y alegría con el sonido de su agua. Sus azulejos guardan una obra muy especial: una pintura realizada por Rosa Mari, la actual dueña de la casa, que representa a La Regaora, la emblemática escultura del artista cordobés José Manuel Belmonte, amigo de la familia. Como broche final, a la derecha, un balcón engalanado con macetas se asoma al patio, aportando un toque de color y belleza desde las alturas. Como Rosa Mari defiende, “este patio no es solo un espacio lleno de plantas y elementos decorativos, sino un lugar donde la historia familiar, la naturaleza y el arte conviven en perfecta armonía, manteniendo viva la esencia de los patios cordobeses”.