Análisis: Roomba i3+, un robot aspirador con vaciado automático
Tecnología
El robot limpia de forma sistemática en línea recta y se desplaza sin problemas por todo tipo de superficies
Con la aplicación es posible programar limpiezas y automatizar trabajos
Puede que los robots aspiradores no sean aún un producto muy popular en España, pero su presencia en los hogares de nuestro país va creciendo año a año, como así lo indica que sean cada vez más las marcas que ponen dispositivos de este segmento en el mercado. Pese a la competencia, iRobot sigue siendo la marca reina del sector, gracias a su producto más conocido, Roomba.
En el catálogo de iRobot (ampliado en los últimos tiempos con la serie de robots friegasuelos Braava) los usuarios pueden encontrar productos para aspirar, para fregar y aspirar, con o sin estaciones de vaciado automático, con o sin mapeado inteligente... En este caso hemos probado un modelo aspirador, con torre de vaciado pero sin mapeado, Roomba i3+, lanzado por la compañía a principios de este año.
Diseño
Esta Roomba tiene un diseño elegante y discreto, con un acabado en la parte superior que emula tejido, lo que reduce las marcas de huellas y hace que acumule menos polvo. El anillo de luz que lleva en la parte superior sólo se ilumina para comunicar comportamientos o notificaciones cuando el robot está limpiando.
En general es un dispositivo bastante compacto que podemos poner en cualquier sitio sin que moleste demasiado. Si se opta por un modelo con torre de autovaciado, como éste que hemos probado, es un poco más aparatoso (sólo verticalmente; la base es más estrecha que el robot en sí).
Cómo limpia y navega por la casa
El robot limpia de forma sistemática en línea recta (podemos, con la app de iRobot, decidir si queremos que pase una o dos veces por cada sitio) y se desplaza sin problemas por todo tipo de superficies, ya sean suelos duros o alfombras.
Detecta correctamente las escaleras para evitar caídas (no, no es capaz de limpiar escalón a escalón; ese es el reto que ojalá superen este tipo de dispositivos en algún momento), pero en las primeras limpiezas topaba quizás de forma un tanto brusca con paredes y puertas. Conforme han ido pasando las semanas se han ido reduciendo esos impactos.
El robot navega utilizando varios sensores: uno óptico de seguimiento de suelos para evitar que se desvíe, otro que identifica los limites de las habitaciones (RCON) para ayudar a su localización en la casa, un giroscopio para garantizar la dirección del robot, sensores en la parte frontal para detectar obstáculos y un conjunto de algoritmos y comportamientos de software (para que el robot siga por ejemplo a lo largo de la pared).
La Roomba i3+ ejecuta un sistema de limpieza en tres fases, con dos cepillos de goma multisuperficie que trabajan juntos y un tercer cepillo para llegar a esquinas y bordes. Su tecnología patentada Dirt Detect detecta dónde hay más suciedad y se centra en esos puntos para eliminarla (lo hemos probado y sí que se emplea más a fondo ahí).
Cuenta con un filtro de alta eficiencia (HEPA) que según la ficha captura hasta el 99% del polen, moho, ácaros y alérgenos de gatos y perros.
Experiencia de limpieza
Como hemos apuntado, la Roomba i3+ navega sistemáticamente de una habitación a otra y genera un mapa con un informe de limpieza en la aplicación cuando termina (para que comprobemos que ha pasado por todas partes), pero no tiene el mapeado inteligente de los modelos i7+ y s9+ o el robot friegasuelos Braava jet m6.
En nuestro caso no hemos echado en falta ese mapeado. Ha limpiado de forma rápida, eficiente y efectiva cada vez que lo hemos conectado. Siempre es recomendable observar las primeras limpiezas para comprobar que pasa por donde tiene que pasar y ver a qué sitios puede acceder y a cuáles no (aunque menos alto que otros productos de la competencia, habrá muchos sofás bajo los que este robot no pueda pasar) para, si es posible, despejar obstáculos para que trabaje mejor.
Las marcas de robots aspiradores insisten siempre en que, con que quitemos del suelo cables y otros objetos con los que se puedan enredar es suficiente, que no es necesario quitar sillas, mesitas o lámparas. Es cierto que los robots limpian sin problema alrededor de las patas de estos objetos, pero no lo es menos que, cuanto más expeditas queden las estancias, mejor apurará y menos tardará. Como cuando limpiamos nosotros.
Ni que decir tiene que quienes vivan en casas de más de una planta tendrán que trasladarlo de una a otra. Lo bueno es que el robot en sí es bastante ligero.
Si la batería se acaba, vuelve a la base y, una vez cargado, continúa por donde lo dejó hasta terminar el trabajo que le hayamos encomendado.
Conectividad y automatización
El robot se conecta por Wi-Fi al router (hay que escoger la banda de 2,4 GHz en caso de tener uno de banda dual) y se empareja con el teléfono con la aplicación iRobot Home (iOS y Android). Es conveniente que la base de carga esté en un sitio donde reciba buena cobertura de Wi-Fi (y con sitio para que el robot pueda acceder físicamente a ella, claro).
La aplicación, aparte de informes de limpieza o la vida útil de los consumibles del dispositivo, entre otros ajustes, nos ofrece sugerencias personalizadas a partir de las operaciones de limpieza que hayamos ejecutado, con horarios recomendados o estimación del tiempo de trabajo según nuestras rutinas, además de recordatorios de que incrementemos la frecuencia de las pasadas en temporada de alergias o de muda de pelo de mascotas.
A esto se añade la posibilidad de configurar programaciones y automatizaciones para olvidarnos por completo del robot y de la limpieza de la casa (al menos en lo que se refiere a barrer el suelo).
Por ejemplo, podemos configurar la Roomba para que, con los servicios de localización del móvil, se ponga en marcha cuando salgamos de casa y se pare cuando lleguemos, si es que no ha terminado aún de limpiar. Esta posibilidad no la hemos explorado porque en casa preferimos pasar el robot (tenemos uno de otra marca) un par de veces a la semana, habitación por habitación y despejando lo máximo posible el suelo.
Como casi todo, es cuestión de gustos: habrá usuarios que prefieran/necesiten pasadas diarias de forma automática y sin mover nada. La idea es que estos electrodomésticos ofrezcan cuantas más opciones mejor para adaptarse lo máximo posible a sus propietarios. Se trata de hacernos la vida más fácil, ¿no?
Esa característica se complementa con el abanico de posibilidades disponible en IFTTT (If this, then that; para quien no la conozcan, es una aplicación para automatizar acciones entre apps o dispositivos: si ocurre esto, queremos que pase esto otro) para activar acciones de forma automática (comenzar, parar, pausar, ir a la base de carga, vaciar el depósito, enviar informes...) en coordinación con apps como cerraduras inteligentes, la ya mencionada geolocalización del móvil, Zoom y hasta Domino’s Pizza, entre otras.
A la lista hay que apuntar una opción más: es compatible con comandos de voz con Alexa y Google (y funciona muy bien, al menos con este último que es el que hemos probado).
La única pega en este apartado, por ponerle alguna, es que no incluya un mando en la aplicación iRobot para poder dirigirlo por la casa, algo que los automatizadores no necesitarán pero que echamos en falta quienes vamos de habitación en habitación.
Autovaciado
Sería injusto decir que la estación de autovaciado Clean Base es lo mejor de la Roomba i3+, porque supondría menospreciar la calidad del trabajo que hace, pero no cabe duda de que es una de las funcionalidades más atractivas de este producto (hay una opción de compra del robot sin esta estación, pero creemos que merece más la pena adquirirlo con ella).
Con este accesorio, que funciona también como base de carga, el robot vacía automáticamente su depósito de suciedad sin que tengamos que hacer nada, aparte de mandarlo a la base. Los residuos se almacenan en una bolsa sellada AllergenLock diseñada con cuatro capas de material para atrapar hasta el 99% de los alérgenos del polen y del moho.
La sustitución de esta bolsa (viene una de repuesto en la caja de la Roomba y se pueden comprar aparte) es sencilla y, lo más importante, limpia: abres la tapa del depósito, tiras del asa y a la basura; metes después la otra y listo.
Y no sólo es fácil y limpio (y automático, si hablamos del depósito del robot) sino que, según la compañía, podemos olvidarnos de todo esto durante 60 días. Se entiende que son 60 días de limpieza, porque esta unidad de muestra la tenemos desde hace ya 60 días y todavía no hemos tenido que cambiar la bolsa (como decíamos más arriba, no ponemos el robot todos los días a limpiar la casa entera).
¿Merece la pena?
Como hemos destacado más arriba, la Roomba i3+ limpia muy bien (sin necesidad de mapeado inteligente), la aplicación permite multitud de programaciones, automatizaciones y trabajos favoritos y, sobre todo, la estación de autovaciado es sobresaliente. El principal problema de este robot es el precio, 700 euros con la base de autovaciado (sin ella cuesta 450 euros, pero como ya hemos dicho no creemos que merezca la pena).
Una cifra importante para un buen número de consumidores, pero quizás no tanto (para quien pueda permitírselo, claro) si se piensa en ello como una inversión a largo plazo en un producto que nos va a durar unos cuantos años y que, según apuntan desde iRobot, irá actualizando y ampliando sus funciones conforme el software lo vaya permitiendo.
*El dispositivo fue cedido por iRobot para una prueba de 60 días.
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