TV-Comunicación

Criaturas 'extra ordinarias'

  • Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban retransmitieron las campanadas como si los españoles no hubieran visto un reloj en su vida · El de San Fernando, en Canal Sur, hizo que más de uno se engollipara

"¿Qué viene ahora?", interrogaba con apuro Manuel Bandera, demasiado nervioso, a la experta Anne Igartiburu poco antes del fin de 2009. Ellos estrenaron el estiramiento en la programación de TVE, sin anuncios y sin treguas de tiempo. La 1 se despedía de la publicidad con un autohomenaje mientras a Bandera se le hacían un mundo tantos minutos para hablar, ateridos por el frío en la terraza de la Puerta del Sol, y narrando el espectáculo musical que fue disfrazando con colores europeos el edificio de la Comunidad de Madrid. La sobriedad de Anne, de rojo y con corpiño en ristre, y los rubores de Manuel, contrastaban con las gesticulaciones y personalismos de Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban, la pareja de Telecinco, que se asomaban al balcón para gritar a la rubia de La 1 y saludar al personal, como autocoronados príncipes del precariado.

No, no decepcionaron Belén y JJ. Eran ambos en estado puro: egocéntricos hasta el paroxismo, palurdos hasta el descaro, gritones hasta el chirrido gástrico. No, no tienen vergüenza. Pero eso es lo que quería la empresa propietaria de Cuatro. La pareja de Telecinco, acuciada por el síndrome Marisa Naranjo, era la primera vez que retransmitía las campanadas y, non plus ultra, convirtieron su presunto honor como si fuera la primera vez que se retransmitían las campanadas en España. "Carrillón (en lugar de 'carillón'), cuartos, campanadas", repetía de memorieta la madre de Andreíta, con una didáctica gutural como si los españoles nunca hubieran visto un reloj en su vida, y con la foto del padre de Jorge en el simulado altar de los conjuros. Tras franquear 2010 entre histerismos, la pareja de Sálvame sólo tuvo recuerdos para sus familiares y amigos, recorriendo el piso donde estaba la unidad móvil como si fuera la casa de unos recién casados. Belén vestía de azul, al igual que Paula Vázquez en el estelar Fama de Cuatro, con un modelo de Versace que le radiografiaba la anatomía y los andares de patorras.

Más elegante estaba la chica del tiempo de Canal Sur, Ana Cristina Ramírez, con otro manojo de gesticulaciones, Enrique Romero, en la calle Real de San Fernando. Dos días antes el reloj de la Iglesia Mayor isleña marcaba únicamente las cuatro y cuarto, otro parado más de la Bahía de Cádiz. Pero con los milagros del Bicentenario ahí estaba el 31 de diciembre, colocado y dando las campanadas a ritmo de infarto. Más de un andaluz se engollipó con la bulla del carillón elegido por La Nuestra.

Un sevillano, Antonio Garrido, guiaba a los espectadores en Antena 3 desde la plaza del Obradoiro, con otra guapa, Patricia Montero, surgida de la factoría de Arrayán. La cadena de Planeta había elegido un musical con tintes sádicos para la Nochevieja, Canta si puedes, con un Falete que parecía Montserrat Caballé y una Melody que se mosqueó con los pelotazos que recibía de los rivales. Canta si puedes es un cruce entre Furor y Humor amarillo y no nos extraña que aterrice un día de estos por el prime time. A Melody y a Soraya las metieron en hielo mientras debían aguantar con el cante. Esperamos que pronto hagan lo mismo con Bustamante.

La mejor opción previa a las uvas fue la de José Mota, con el mejor programa de humor que ha hecho en su vida y siguiendo los cánones de sus anteriores especiales en solitario. Se le ha visto una gran mejora en Con el vértigo en los talones, menos obsesionado con retratar la política, aunque de nuevo demasiado escorado a congraciarse con el PP, y con sobresalientes parodias como la de El último superviviente o ese Callejeros donde ilustres jóvenes traficaban con libros. José protagonizó varias caracterizaciones muy acertadas, como la del Rey o las del dúo Mariñas-Josemi. A su antiguo compadre, Juan Muñoz, qué cruz, lo colocaron en el Feliz 2010, un maratoniano empacho de imágenes de ayer y de antié para cubrir las primeras horas y horas de La 1 sin un mal anuncio que insertar. Esa fue la fórmula seguida por Antena 3 y Telecinco, con unos especiales de Nochevieja que son más bien de Noche Envejecida.

Canal Sur, fiel a sí misma, molturaba un poco más a sus copleros y chistes de 1910 con Chiquito. Los especiales de la autonómica son convencionales, pero muy eficaces, y agradecidos, para su público potencial. La Sexta, con Berto y Ana Morgade, construían un programa de humor alternativo, pero al que había que prestar demasiada atención con la cena por delante. Manolo Lama y Manu Carreño, delante de un decorado, daban las campanadas a Cuatro y conectaban con un zapping del año que recogía la tradición de los tiempos de las rayas del Plus.

Pero, bueno, no hubo nada tan extra ordinario como los bocinazos de Belén y los retintines de JJ.

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