Lo justo para Joaquín Prat (en memoria de su padre)
Hay títulos, nombres, que parecen como caídos del cielo. Que se ajustan a los programas como un guante. Son auténticas revelaciones. Este es el caso del que bautiza al actual formato de tardes presentado por Joaquín Prat. El tiempo justo homenajea a su padre por El precio justo, pero va mucho más lejos. Es cierto que se trata de uno de esos títulos comodín que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, para un magacín que para un concurso. Pero sea como fuere, es un hallazgo. La televisión es velocidad. En la televisión el tiempo siempre es oro, porque en la tele comercial siempre hay que dar paso a la publicidad, que es la que manda. Por eso será muy pertinente emplear la muletilla de que queda el tiempo justo para esto y para lo otro.
Cuando uno encuentra un título tan adecuado dan ganas de aplaudir a todos los creativos que en este país son, y en particular a todos esos autores de las letras de las canciones de nuestros cantantes preferidos, que dan en la diana con composiciones que rozan la genialidad, aunque muchas veces se queden a la sombra de los Sabina, o Jorge Drexler, mucho más reconocidos por tantos admiradores.
Es el caso del letrista del malagueño Zenet, su amigo Javier Laguna, que tiene un puñado de clásicos que vale un potosí, como esta. “No me deis buenos consejos porque hay amores eternos, amores que no se curan, que no se borran a besos. No me deis buenos consejos, porque hay amores tan ciertos que parecen de mentira. Que hay amores sin remedio. No me deis buenos consejos, porque hay amores que lejos de morirse resucitan y se avivan con el fuego”.
Quedaban el espacio y el tiempo justos para recordarla en estos momentos aquí.
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