Raphael y Julio Iglesias, que ha cumplido 82 años, y el conflicto que hubo entre ellos
El acelerado éxito internacional de Julio a finales de los 70 llevó a la polémica de si Raphael no estaba a la altura de su 'rival'
Julio Iglesias sufre un tumor en la espalda que le va restando movimientos
Han surcado olas de gloria y tormentas de olvido, han saboreado el éxtasis de los escenarios y el amargo regusto de los "qué fue de...". Raphael y Julio Iglesias no son solo iconos de la canción melódica española; son dos gladiadores que, armados de sus respectivas voces y singularidades, se midieron en un ring de los egos durante la recta final del final del siglo XX. Ambos nacidos en el difícil año de 1943, recuperándose ambos de sus enfermedades, el de Linares, regresó hace unos meses a los escenarios, y el de Madrid, que acaba de cumplir 82 años, lleva tiempo sin salir de su residencia en la República Dominicana.
Surgidos del efervescente Festival de Benidorm en los años 60, semillero de sueños, ambos catapulteados desde Olimpo eurovisivo para que fueran conocidos más allá de España, ambos compitieron por el ser el número 1 de aquí y de allá, de América Latina. Dos estrellas orbitando por el aprecio del gran público.
Cuando Julio Iglesias irrumpía como un torbellino romántico en los 70, Raphael ya era un veterano de la escena, un "señor de los cantantes" con un pie en la historia. El salto transatlántico de Julio, con millones de discos en distintos idiomas y un carisma que seducía a sus espectadoras, entre finales de los 70 y principios de los 90 Iglesias pareció haber eclipsado al temperamental Raphael.
Durante lustros, se disputaron el trono de la balada en español. Raphael con su intensidad teatral, Julio con su ligereza de aspecto lánguido. Eran marcas globales, sinónimos de "amor en español", pero en los 80, el mundo se les antojó un saloon demasiado estrecho para dos cowboys melódicos. O eso quisieron hacer ver voces de análisis y admiradores demasiado internsos.
Julio se asomaba con descaro a Estados Unidos, conquistando las ondas con Hey y Quijote, mientras Raphael apelaba a sus éxitos rotundos en la URSS.
En los 90, parecía que el madrileño había ganado la mano aunque esa última década del XX y el arranque del XXI trajo el duelo final entre el Bamboleo y el Escándalo.
Fue entonces, cuando el milenio se cambiaba, cuando Raphael pegó un estirón de reconocmiento, como mito intergeneracional, parecía reinventarse sin dejar de ser él mimo nunca. Las dos últimas décadas ha sido una continuación de lo que fue aquel, tras recuperarse con un trasplande de hígado. Julio, sin embargo, fue declinando, llevando algo mal el exitazo de su hijo Enrique entre las nuevas generaciones.
¿El veredicto del tiempo? Raphael sigue en el escenario. Julio, parece instalado en el tiempo y es más conocido entre los menores de 30 años por los memes que por verle en los vídeos actuando. Ambos, eso sí, con familias que han sido su soprter a sus edades avanzadas, cifras de las que no quieren oír.
Alcanzado los 82 años, a mitad de sus vidas habían llegado al clímax de sus rencillas particulares, fustigadas más desde el entorno exterior que por sus duelos entre ellos.
En el programa Estudio abierto de 1983, con José María Íñigo entrevistandoa Raphael en la entonces Segunda Cadena, La 2, Raphael acudía de invitado sometiéndose a las preguntas de los espectadores, por teléfono (el momento, en el vídeo de abajo, en el minuto 8):
Una señora sevillana intervino en directo y le soltó en esa guerra entre Raphael-Julio que parecía larvada:
"Quería preguntarle a Raphael qué opina del éxito de Julio Iglesias. Que si él sueña con el éxito de Julio Iglesias..." (La espontánea de Sevilla tiraba con bala).
Raphael, con esa pausa de maestro del timing, sonrió, y soltó su dardo a tumba abierta, que sería premonitorio: "Que si sueño con el éxito de Julio Iglesias... ¿para qué?", replicó con admiración irónica. "No, bueno. Está bien la pregunta. A mí el éxito de Julio Iglesias no me ha quitado el sueño. Ni sueño con él, porque nuestras carreras no son paralelas. Son muy diferentes. Él lleva su forma de hacer a su manera, su carrera... Yo no la voy a criticar, ni alabar... Yo la llevo a la mía. Naturalmente el tiempo dirá quién de los dos quién la llevó mejor. De todas maneras, estoy muy contento de cómo llevo mi carrera y no me quita el sueño la carrera de él. Me agrada mucho que tenga éxito cuando lo tiene y me enfada mucho que se metan con él cuando creo que a él le ocurrirá lo mismo igual".
El plató estalló en aplausos. Raphael, a sus 40 años entonces, mostraba la seguridad de quien sabe que el tiempo es su aliado. Cada uno en su estilo, ambos son eternos. Raphael sigue en los escenarios. Julio, a sus 82 años recién cumplidos, su sueño sería regresar a ellos y ser descubierto de nuevo, como si la vida siguiera igual, tal como comenzó todo para él.
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