En Andalucía se ha convertido en lo más visto en la noche de los miércoles, con un 15,1% de cuota. Más allá de discusiones sobre el tratamiento hacia las familias gitanas, Los Gipsy kings de Cuatro se ha convertido en un reality show que la audiencia contempla con diversión, con las aventuras mundanas de sus cuatro clanes (los Montoya, de las 3.000 Viviendas de Sevilla; los Salazar; los Jiménez, la familia de la Rebe, de Plasencia; y los Fernández Navarro, del prestamista de Palma), más la presencia secuencial de Los Maya granadinos. La producción de La Competencia cierra hoy su tercera temporada, que culminará la próxima semana con un resumen con escenas inéditas. Jacobo Eireos, el director del programa, señala que las familias siguen con sus vidas pese a la popularidad, tras haber sido seleccionadas en un proceso largo y más complejo de lo que parece.

-Estarán preparando las nuevas vivencias de estas familias...

-Justo en esta semana hemos comenzado a grabar la cuarta temporada.

-¿Por qué se identifica el público con Los Gipsy kings?

-Porque son vidas y a todos nos gusta mirar por un agujero la existencia de los de enfrente. Eso nos lo regalan los realities. Si además el vecino de enfrente son estas cuatro familias tan potentes, tan divertidas, se explica el éxito.

-¿Siente que el formato ha superado las polémicas?

-Los Gipsy Kings nunca ha pretendido ser un documental sobre los gitanos en España. La idea surge de Palabra de gitano, que sí tenía esa intención, que era observacional: la mirada hacia una cultura desde el punto de vista periodístico. La evolución ha sido hacia un reality puro donde cuatro familias nos enseñan su modo de vida, el suyo. No el del pueblo gitano, ni el de los estereotipos de nadie. Sería diferente un programa con otras cuatro familias, gitanas o payas, pero divertido si son genuinas.

-¿Por las ocurrencias que tienen no son casi familias de tebeo?

-Nunca se ha querido caricaturizarlos, ni caricaturizar sus vidas. Pueden tener ocurrencias que parecen que son cómicas, pero ellos son así.

-¿Acuerdan de alguna manera lo que les ocurre?

-Las tramas surgen de ellos. Sus ocurrencias son así. Nos dedicamos a elaborar un plan de producción para que esas historias se resuman en las semanas de grabación. Es televisión, al fin y al cabo, y lo que les sucede intentamos que ocurra mientras grabamos. Pero yo no puedo planear que la Rebe se enamore o que Saray se vaya con su novio. Intentamos estar con ellos el mayor tiempo posible.

-¿Durante mucho tiempo?

-Estamos sobre los cinco meses al año grabando para ser partícipes del mayor número de acontecimientos. Tenemos cuatro familias y son dos equipos de grabación. No estamos los cinco meses seguidos, nadie aguantaría ese ritmo. Les dejamos descansar, respirar. -Con un equipo de grabación en casa debe ser complicado convivir.

-Cada equipo que rota son seis personas y, sí, es a veces complicado. Detrás de la cámara hay un redactor, un sonidista, dos cámaras, un ayudante y un productor.

-Hay que estar mentalizados.

-Es un proceso de evolución de trabajo. Al principio necesitábamos un tiempo de preproducción ahora esos procesos se acortan y están más acostumbrados a las cámaras. Aunque no todo el mundo aguantaría tanto tiempo.

-¿Cómo fueron seleccionados estos protagonistas?

-Fue difícil. Durante tres meses estuvimos por toda España seleccionando familias.

-¿Qué denominador común tienen para que hayan prendido entre los espectadores?

-Ante todo buscábamos naturalidad, y que fueran genuinos, es decir, que cueste encontrar alguien como ellos. Estoy seguro que no hay nadie en toda Baleares como los Fernández Navarro. Se lo retaría a cualquier director de casting.

-Ellos ya son conscientes de la popularidad que arrastran ¿cómo les ha afectado?

-Se han convertido en personajes populares, está claro, pero nos sorprendería verles que siguen con su vida normal. Si vas al mercadillo de los martes a Plasencia allí está la Rebe con sus padres , trabajando. Eso está bien por parte de ellos. Nadie se imaginaba que la Rebe se convertiría en un icono juvenil.

-¿Hoy se remata todo?

-Las historias quedan con los finales abiertos. Sólo dejo un cebo: Joaquín vuelve a casa y encuentra algo que no le va a gustar.